La homeopatía dice que cantidades diminutas de sustancias que en grandes dosis producirían síntomas parecidos a los de la enfermedad que está siendo tratada la curan.
Para fabricar un producto homeopático –que no medicamento– coges un mililitro de la sustancia en cuestión, lo diluyes en 99 mililitros de agua, lo agitas, y consigues una dilución 1 CH, de centesimal de Hahnemann, el médico alemán que se inventó todo esto.
Pero una dilución 1 CH es fortísima para los estándares homeopáticos, así que hay que repetir el proceso hasta obtener diluciones mucho mayores.
Mayores hasta el punto de que los preparados homeopáticos se diluyen tanto que lo que venden es básicamente azúcar, pues a partir de diluciones 12 CH es prácticamente imposible que haya una sola molécula de principio activo, aún suponiendo que este realmente sea eficaz contra la enfermedad o estado a tratar.
Y eso por no hablar de que la dosis es fundamental a la hora de ingerir cualquier medicamento.
Así que suponemos que lo que ha hecho la Sociedad Médico Homeopática de Cantabria es ser consecuente con ella misma y disolverse para ser más eficaz.
Pero, te pongas como te pongas, la homeopatía no funciona más allá del efecto placebo.
(Gracias, @rortiz).