Por Nacho Palou — 7 de febrero de 2013
Why You Love That Ikea Table, Even If It's Crooked o por qué adoras esa mesa de Ikea aunque esté torcida,
¿Te ha pasado alguna vez que después de dedicar varias horas a algún tipo de tarea o proyecto —incluso a una presentación del trabajo— te has enamorado de lo que has conseguido? ¿Te parece que esos colores que has elegido para tu PowerPoint son tan maravillosos que hay que sentarse y admirar tu genialidad?
Si es así, ponte a la cola: eres la última víctima del efecto Ikea.
El nombre de este fenómeno psicológico deriva del amor que millones de personas sienten hacia los muebles que ellos mismos han montado, o más bien mal montado, procedentes de la tienda escandinava.