Este proyecto experimental de IBM llamado Project Debater genera discursos convincentes a partir de enormes cantidades de argumentos. Hasta ahora habíamos oído de su eficacia en entornos controlados y ahora parece que ha mejorado y ampliado miras. Parece una herramienta potente, aunque también da la impresión de que le va a venir de perlas a los políticos de vacío discurso, a vendedores de humo de todo pelaje y a tertulianos sin muchos conocimientos dialécticos.
El funcionamiento es relativamente sencillo: para debatir sobre un tema dado se escriben ciertos argumentos «a favor» o «en contra»; imaginemos: Las corridas de toros. Los que están en contra escribirían argumentos como «los animales sufren», «es un espectáculo cruel» o «no es económicamente sostenible»; los que están a favor, los suyos: «es una tradición», «el animal no sufre» o «si no existieran las corridas el toro de lidia se extinguirían». [Se puede probar online registrándose con una cuenta de cualquier red social, aunque alguna vez parece que da errores.]
Lo siguiente es que utilizando técnicas de inteligencia artificial cada frase argumental pasa por un filtro de calidad, se elimina la redundancia (argumentos que dicen básicamente lo mismo) y se crean clústeres o agrupaciones con la misma base, de modo que pueden surgir decenas de argumentos distintos para apoyar o estar en contra de un tema dado. Además se les asigna unos valores en cuanto a «radicalidad/polarización» y efectividad, seleccionándose los mejores. Con suficientes inputs el resultado podría considerarse un poco «la sabiduría de las multitudes» respecto a estar a favor o en contra de cierto tema.
Un discurso a favor del vegetarianismo elaborado por el Project Debater de IBM
El último paso es crear la narrativa. El sistema hila los argumentos en forma de historia, que es como se sabe que resulta más efectivo de cara a presentarlo todo en forma de discurso o postura de debate. Las buenas narrativas son como las buenas recetas: toman los mejores ingredientes y preparan un plato exquisito (y convincente en este caso). El resultado es un discurso que empieza con un «Buenos días. Voy a exponer mi apoyo a esta postura… Las razones son estas: …» y concluye con varios párrafos que resumen los argumentos.
En cada uno de los temas propuestos se pueden incluso ver un indicador en forma de aguja porcentual a favor/en contra: en el momento de escribir esto los vegetarianos ganaban a los carnívoros por poco, los que creen que las redes sociales son en general buenas a los que creen que son malas y los que opinan que deberían prohibirse al juego en forma de apuestas a los que opinan que deberían permitirse. (Esos son los temas que estaban en marcha actualmente.)
Eso sí: este proyecto no deja de ser un experimento, más o menos sofisticado, y habría que verlo lidiar en otros escenarios. Me gustaría verlo salir a pecho descubierto en un «tortilla con cebolla vs. sin cebolla», en las tertulias en las que las bestias pardas berrean más que debaten (pasándose la dialéctica «por ahí») o en alguno de los debates políticos electorales, donde la lógica brilla por su ausencia y la inconsistencia y la contradicción argumental resplandece como el Sol. Pero bueno, también nos parecía difícil que ganara al Jeopardy y simplemente arrasó.