Aunque hay vídeos de más calidad en los que se ve en funcionamiento los autómatas de Jaquet-Droz me ha parecido fascinante el que muestra sus «tripas» durante su restauración más reciente.
A pesar de que construyeron muchos más autómatas durante sus carreras se conoce como autómatas de Jaquet-Droz al dibujante, la pianista y el escritor, diseñados y fabricados entre 1768 y 1774 por el relojero suizo Pierre Jaquet-Droz, su hijo Henri-Louis y Jean-Frédéric Leschot.
El dibujante, formado por unas 2.000 piezas, es capaz de hacer cuatro dibujos distintos a la vez que sigue el movimiento del lápiz con el que los hace con los ojos y, de vez en cuando, sopla su punta para eliminar restos de carbon.
La pianista, también con unas 2.000 piezas, toca cinco piezas distintas en un órgano. Pero no es una caja de música sino que toca las piezas de verdad, moviendo sus dedos para presionar las teclas. Cada vez que termina con una de ellas saluda a su público. Igual que el dibujante, mueve los ojos para seguir sus manos, su cuerpo al ritmo de la música, e incluso simula que respira, pues su pecho sube y baja.
Pero el más sorprendente de todos es el escritor, que con algo más de 6.000 piezas no sólo mueve los ojos para seguir la pluma con la que escribe y la cabeza cuando va a mojarla en el tintero sino que es capaz de escribir cualquier texto con un máximo de 40 caracteres en cuatro líneas. Cualquier texto, pues lo que va a escribir se programa mediante unas piezas que se insertan en un disco que tiene en su parte posterior, lo que lo convierte en una de las primeras máquinas programables de la historia.
Y lo impresionante es que todos funcionan con mecanismos de relojería que mueven y leen unos árboles de levas en los que van codificados los movimientos.
Los tres están en el Museo de Arte e Historia de Neuchatel y se pueden ver en funcionamiento a las 14, 5 y 16 horas del primer domingo de cada mes.
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