Por @Alvy — 15 de Diciembre de 2017

En este vídeo muestra cómo funcionan los mecanismos de una bolera por dentro, una auténtica maravilla de la ingeniería mecánica. Si alguna vez has tenido la oportunidad de cotillearlas porque estuvieran reparándolas o algo así habrás visto que son asombrosas e ingeniosas a la vez, como el mecanismo de un reloj. Si nunca has podido ver «las tripas» la próxima vez que vayas a una bolera y no haya mucha gente aprovecha a ver si los encargados te las pueden enseñar – suelen ser muy amables y seguramente estén encantados de hacerte un pequeño tour.

El modelo que enseña Matt –que trabaja de mecánico en una bolera– es el de una bolera Brunswick GS-X. El mercado se lo reparten básicamente entre Brunswick y AMF; las máquinas son «parecidas pero distintas». En el tour no se ve todo lo que hacen estas máquinas, pero algunas incluyen cámaras de vídeo y todo tipo de sensores y ordenadores más avanzados para detectar los bolos caídos, recolocarlos, realizar el conteo, etcétera.

GSXbowlingLa cantidad de piezas, cintas transportadoras, engranajes, muelles y tornillos es sencillamente impresionante; eso hace que suelan requerir que haya alguien para realizar el mantenimiento de forma habitual – aparte del trabajo que requieren la propias pistas, que no es poco. En el vídeo se puede ver las siete partes básicas que se componen: cómo se recogen y suben los bolos, cómo es el mecanismo de devolución de las bolas, el distribuidor, el mecanismo de barrido, la forma en que se recuentan y la forma en que se plantan de nuevo.

Todo esto en unas máquinas que han de resistir golpes descomunales por su propia naturaleza y donde el tiempo de reacción va en relación directa con el beneficio: cuanto más rápidas sean las partidas, más dinero gana la bolera. Esto hace que el rendimiento de estas máquinas se mida en FPS (frames-per-stop, «cuadros por parada» – el tiempo hasta que se para la máquina para mantenimiento) que suele estar entre 1.500 o 2.000, aunque algunas máquinas modernas alcanzan los 7.000. Para hacerse una idea, en una pista de una bolera relativamente concurrida se pueden jugar unas 100 partidas (~1.000 cuadros) al día.

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