Hace algunos meses Rulof mostraba el proceso para construir unos propulsores para lo pies que le ayudasen nadar usando un par de motores eléctricos, hélices, unas botellas de cerveza y mucho sellador de poliuretano.
El resultado son unas medias zapatillas viejas provistas de hélices que, alimentadas por una batería, ayudan a Rulof desplazarse por el agua cómodamente.
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Más sofistica y también más costosa es la opción que propone el Scubajet: un propulsor de buceo de pequeñas dimensiones y válido para impulsar tablas de surf y paddle, pequeñas embarcaciones y canoas, además de a nadadores y buceadores.
El Scubajet funciona básicamente igual que el propulsor casero de Rulof. Utiliza también baterías eléctricas —que le proporcionan unos discretos 90 minutos de autonomía— pero es más potente y mantiene las partes móviles ocultas para mayor seguridad.