Por @Wicho — 3 de febrero de 2012
La industria del copyright movió un dedo y se enviaron cartas advirtiendo de acciones legales. Cuando las cartas se ignoraron, la industria movió un dedo y se interpusieron las acciones judiciales. Cuando los jueces resolvieron en favor de denunciados y demandados, la industria movió un dedo y se recurrieron las resoluciones. Cuando volvieron a perder en los juzgados, la industria movió un dedo y desaparecieron los jueces.

David Bravo

Por si puede servir, la Asociación de Internautas ha impugnado el reglamento que desarrolla esta ley, al considerar que «atribuye a un órgano administrativo competencias asignadas a los jueces por Ley, y además, porque establece infracciones difusas y, sanciones sin la habilitación legal precisa, creando una notable inseguridad jurídica que pone en peligro los derechos fundamentales de los ciudadanos, en concreto, libertad de expresión y la libertad de información».

También solicita que se suspenda cautelarmente su aplicación «por las graves consecuencias que para los derechos fundamentales puede tener la puesta en marcha de una Comisión de Censura, en estas condiciones, sin que sus límites estén perfectamente definidos» hasta que exista una opinión judicial al respecto.

De todos modos, el ministro Wert ya ha dicho que habrá más leyes para actuar con la contundencia necesaria contra la «piratería», lo que visto lo visto hasta ahora, es como para echarse a temblar.

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