Por Nacho Palou — 3 de marzo de 2003

El libro Homepage Usability, 50 Websites Deconstructed, de Jakob Nielsen y Marie Tahir [disponible en español con el título Usabilidad de páginas de inicio. Análisis de 50 sitios web] repasa y analiza 50 sitios web, elegidos por su popularidad en Internet y/o según su pertenencia a algunas de las principales compañías.

Básicamente el libro consta de dos partes: en la primera de ellas se analizan en global el uso y disposición de elementos comunes tales como el buscador del sitio, logotipo, título y descripción, tamaño del texto o ancho y redimensionado de la página –entre otras muchas cosas, para obtener así una serie de estándares popularmente establecidos. Es decir, si la inmensa mayoría de esas páginas sitúan el logotipo arriba a la izquierda de la página, entonces se supone que es el sitio donde esperan encontrarlo los usuarios cuando llegan a un sitio web, y por tanto es el lugar en el que se recomienda colocarlo siempre. Que esté ahí no responde a ningún argumento concreto, salvo el hecho de que la mayoría lo hace así. Lo mismo para el resto de componentes. La segunda parte analiza una a una las 50 páginas: lo que está bien, lo que está regular, mal, fatal, peor que fatal... y porqué.

Llama la atención cómo contrasta que se acepte como válida la existencia o disposición de algunos elementos por el hecho de que lo hacen la mayoría y no aceptar otro igualmente repetido –y criticado tantas veces como aparece, como es el caso de que la mayoría de los sitios enlazan su página principal (la que aparece al teclear el dominio) a sí misma, bien con un enlace tipo home con o sin icono o bien a través del logotipo. Y en todos y cada uno de esos casos se señala el error amparándose en la regla de que una página web no puede llamarse a sí misma, aunque en este caso se podría decir que realmente el enlace llama a la página por defecto o al dominio del sitio, y no realmente a sí misma ya que la página resultante puede cambiar en el tiempo inmediato.

El principal motivo por el que no puede enlazarse se refiere a la confusión que puede causar esto en el usuario al hacerle pensar que no está en la página principal como él pensaba. El argumento es válido, pero no absolutamente válido.

Puede haber ciertos casos en los que ese autoenlace puede ser conveniente o al menos no estar de sobra, y es aquellos en los que, aún estando en la página principal el usuario en efecto no está seguro de que sea así, y en ocasiones de hecho no es así.

Por poner algunos ejemplos:

• Páginas con parámetros en la URL, tanto por redirección del dominio como por variables de identificación del origen, es decir, cuando llegas a una página procedente de un enlace en otra página o en un mensaje de correo electrónico en el que se han añadido parámetros para trazar el origen o procedencia de la visita. En esos casos puede estarse visualizando la página principal, pero una larga ristra de caracteres en la barra de direcciones puede hacer dudar al usuario si realmente está en ella o si la está viendo como realmente es (o por el contrario está modificada/personalizada según el origen trazado)

• Páginas que tratan de identificar la IP o leen una cookie y en consecuencia muestran el idioma más adecuado o ciertas variaciones por personalización o elementos que el sistema recuerda. El enlace a sí misma debería llevar a la versión por defecto sin éstos cambios, para el caso en que, por ejemplo, no sean aplicables esos valores o parámetros.

• Enlaces directos a zonas de la página principal, tales como un enlace permanente a una entrada en un weblog: el enlace a la página principal llevaría a la misma página, pero a la versión libre de enlaces locales y sin parámetros –aunque físicamente la página sea la misma. La nueva versión de la misma página sería la válida para hacer un marcador o favorito de la misma, por ejemplo (esto es aplicable a los casos anteriores, en los que no es válida la función Actualizar del navegador).

• Páginas dinámicas o interactivas, que aseguran más o menos que la versión mostrada en ese enlace muestra lo que hay, la versión más reciente o la más adecuada para leer el contenido, por ejemplo plegando los comentarios caso de que se muestran desplegándose en la misma página, o aquellas en las que al cargase sucede algo que se quiere volver a provocar o pueden modificarse de algún modo por el usuario.

Esto sin contar el aprendizaje inmediato: el usuario, de un vistazo a la página que tiene delante, aprende entre otras cosas dónde y cómo puede volver a la página principal si comienza a profundizar en el sitio web, bien a través del logotipo (al ver que está enlazado inmediatamente se asocia como enlazado a la página de inicio aunque no llegue a comprobarse) o bien memorizando dónde va a situarse el enlace home o inicio dentro de la serie de enlaces de navegación que previsiblemente va a compañarle en su visita, dispuestos por ejemplo es una barra o serie de enlaces y/o iconos –lo que es válido siempre que en este sentido el sitio sea consistente en todas sus páginas. El enlace a sí misma enseña que en efecto ese enlace (texto, icono,...) le va a devolver al sitio donde está, por mucho que se aleje de ahí.

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