Por @Wicho — 14 de mayo de 2012

Este artículo se publicó originalmente en La Voz de Galicia, donde colaboramos habitualmente. Esta es la versión sin límites de espacio y con enlaces.

Antón Reixa, recién elegido como nuevo presidente de la SGAE, realizaba el pasado mes de marzo unas declaraciones en las jornadas NeThinking 2012 que ponen en duda si su intención es realmente «regenerar la imagen de la SGAE», como también ha dicho.

En concreto, en un debate sobre nuevos modelos de negocio y derechos de autor decía que «Tú no necesitas banda ancha para el uso más convencional que puedas hacer de Internet. La gran ventaja de la banda ancha es para descargar megas y megas pesadísimos de tal…»:

Quiero pensar que el señor Reixa, en el calor del debate no pensó realmente lo que estaba diciendo, y de hecho él mismo más tarde aseguraba que «hubo una descontextualización perversa de lo que dije», algo con lo que personalmente no estoy de acuerdo, aunque el debate entero está disponible en línea para poder comprobarlo.

Porque en mi casa creo que se hace un uso muy convencional de Internet, sin descargar esos megas pesadísimos de contenidos protegidos a derechos de autor que él insinúa, aunque he de reconocer que alguna serie sí la bajamos de Internet porque no la podemos ver por otros medios aunque estemos dispuestos a pagar por ello.

En mi casa, de hecho, somos cuatro personas compartiendo la misma conexión a Internet, conexión por la que navegamos por la web y enviamos y recibimos correo, por la que recibimos actualizaciones y compras de software, por la que pasan los datos de las partidas en línea que se echa mi hijo en la PlayStation, por la que subimos fotos y vídeos a sitios como Flickr, YouTube y Vimeo, etc.

Y la verdad es que a veces notamos que se nos queda un poco corta la velocidad de la conexión.

Pero es que además también compramos música y películas, y si queremos utilizar plataformas de streaming como Filmin, la banda ancha realmente se queda estrecha rápidamente.

Siempre he dicho que un autor tiene derecho a cobrar por sus obras si así lo desea –otra cosa es que tenga derecho a vivir de ellas– pero también tengo claro que a estas alturas esos contenidos tienen que estar en Internet de forma oficial, porque de otro modo alguien los colgará sin autorización.

Y para poder consumir esos contenidos, lo que a mi me parece un uso muy razonable de Internet, sí necesitamos la banda ancha.

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