El Govern ha aprobado un proyecto de ley con el que pretende regular lo que sucede con nuestras «posesiones» digitales cuando morimos.
Pretenden que cualquiera pueda hacer un testamento en el que se incluyan nuestras comunicaciones electrónicas, nuestras cuentas en las redes sociales, la información que tengamos en la nube y los dominios que tengamos registrados.
La iniciativa surge a raíz de una iniciativa similar del gobierno francés, pero personalmente se me antoja de dudosa efectividad si tenemos en cuenta que la inmensa mayoría de los servicios que usamos en Internet pertenecen a empresas extranjeras que difícilmente van a acatar una ley catalana o francesa.
Por no hablar de que cuando nos damos de alta en estos servicios aceptamos sus términos y condiciones sin leerlos (sí, he leído los términos y condiciones es la segunda mentira más popular de Internet) y que a menudo esto quiere decir que estamos aceptando la jurisdicción de tribunales situados en otros países.
Pero en cualquier caso, no está de más que los legisladores empiecen a pensar en estas cosas, ya que la realidad suele ir por delante de las leyes… aunque estaría bien que se dejaran aconsejar por quien sabe de esto.
(Gracias, Susana).