Los hiperenlaces dan la sensación de ser un poco como bloques de Lego: unas piezas fundamentales en una red de conexiones muy complejas que existe en todas partes del mundo.
– Margaret Gould Stewart
diseñadora de UX en YouTube y Facebook
Esta nueva serie de TED llamada Small Thing Big Idea (Pequeñas cosas, grandes ideas) tiene muy buena pinta y comienza fuerte. En tres minutos la diseñadora de interfaces y experiencia de usuario Margaret Gould Stewart cuenta la historia de los hiperenlaces, algo que hoy en día «damos por hecho» pero que hace unas pocas décadas no existían. (Y, debo añadir, quizá pronto vuelvan a desaparecer visto el panorama).
El recorrido es el tradicional, empezando por Memex de Vannebar Bush y su As We May Think (1945) como idea original para guardar todos los libros, discos y comunicaciones a los que accedemos las personas, para luego poder consultarlos al Proyecto Xanadú (1960) de Ted Nelson (un Memex conectado a otros Memex)
Luego llegarían el hipertexto del sistema TIES (The Interactive Encyclopedia System) (1983) donde se definieron los «textos azules subrayados» para los enlaces», el Hypercard de Apple para los Macintosh (1987) y finalmente la World Wide Web de Tim-Berners Lee en 1989, con el HTML como lenguaje de hipertexto.
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Es triste reconocerlo, pero con el tiempo los hiperenlaces/hipervínculos han ido perdiendo su mojo y la World Wide Web actual y las apps hacen cada vez un peor uso de ellos. Primero perdieron su color azul «casi obligatorio» y luego hasta el subrayado, a medida que las técnicas de diseño evolucionaron y existían cada vez más alternativas.
Luego llegó la devastadora «guerra por la atención» en la que los sitios web de contenidos, desde periódicos a comunidades, y cualquier tipo de servicios preferían no enlazar antes que «enviar a la gente fuera» (algo muy típico por ejemplo en los aberrantes enlaces «abrir en ventana nueva»). Precisamente lo contrario que pretendían los creadores de los sistemas de hipertexto. En la actualidad, raro es entrar en esos jardines vallados que son Amazon, Facebook o los periódicos y poder salir a través de los enlaces.
Las apps de hoy en día son mundos en los que lo único que cuenta es el tiempo que se pasa en ellas, no lo útiles que resultan. Tienden a integrar todas las funciones para evitar que nadie tenga que salir para ver una foto, un vídeo o ampliar información. ¿Cambiará esto en el futuro? ¿Volverán los hiperenlaces a recuperar su función democratizadora y universalizadora original? Desde luego la cosa no pinta bien para ellos.