Por @Alvy — 11 de noviembre de 2020

En este vídeo Jessie Carabajal utiliza un analizador de espectro llamado Ekahau Sidekick conectado a su portátil para ver qué sucede con la velocidad del wifi casero al poner en marchas el microondas. Se puede ver el efecto en las transmisiones inalámbricas con sólo encender o apagar el aparato.

El analizador muestra el espectro como una gráfica visible en la que pueden distinguirse los canales y bandas. La banda tradicional que es donde las microondas producen problemas es la de 2,4 GHz (y que utilizan los Wi-Fi 802.11b, 802.11g y 802.11n, entre otros más antiguos) y luego está la otra que es la de 5 GHz que usan el Wi-Fi 802.11ac y 802.11ax (WiFi 6). En los routers caseros estas dos bandas suelen separarse en dos redes o identificadores distintos, recibiendo nombres como «Wifi normal» (2,4 GHz) y el «Wifi Plus» o «Wifi 5G» (5G por «5 GHz», que dicho sea de paso no tiene nada que ver con el 5G telefónico).

La demo es bien sencilla: conectando el ordenador al «wifi normal» mediante Wi-Fi 802.11n se ve que la velocidad es de unos 45-50 Mbps (megabits por segundo). Se puede utilizar el salto automático de canales para buscar uno menos ocupado pero la cosa no varía demasiado. Al encender el microondas todo se va al carajo: la conexión baja 50 Mbps a 30 Mbps en algunos canales, a 6 Mbps en otros y según cuenta Carabajal en algunos otros se llega a 0 Mbps durante varios segundos. Cuando el microondas hace el consabido ¡ding! y se detiene todo vuelve a la normalidad.

En la prueba no se ve –porque se le olvidó enseñarlo– pero aunque el microondas esté en marcha, la banda de 5 GHz del Wi-Fi 802.11ac y superiores no queda afectada por su funcionamiento. La razón es que las microondas de aparatos domésticos como el microondas operan a 2,4 GHz, y es en esas frecuencias en las que afectan a dispositivos más delicados como los ordenadores o el router – incluso contando en su armazón con protección contra la emisión de radiofrecuencias.

¡Ah! Y recuerda: esas señales no dañan a la salud a no ser que se te caiga el «router» en el pie.

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