Cualquiera que haya hablado conmigo del asunto o que me haya leído en los últimos años –y en especial en los últimos meses– sabe lo que opino de los nativos digitales: simple y llanamente que Los nativos digitales no existen.
Por eso me alegra enormemente la iniciativa de la Consellería de Educación de la Xunta de Galicia que a partir del curso 2017-2018 ofrece como optativa para primero o segundo de Enseñanza Secundaria Obligatoria la asignatura llamada Identidade dixital, identidad digital.
De la introducción a la descripción de la asignatura:
Esta materia de libre configuración para los cursos 1º o 2º de ESO es una propuesta a disposición de los centros con el fin de facilitar el tratamiento, de forma intensiva a lo largo de un curso escolar, de los contenidos relacionados con la identidad digital, entendida como el conjunto de la información sobre un individuo u organización expuesta en Internet (datos personales, imágenes, registros, noticias, comentarios, etc.) que conforman una descripción de este ente en el plano digital. Se aborda su conocimiento desde el fomento de una cultura de participación activa y positiva. La asignatura procura alejarse de una visión centrada en los riesgos pero no renuncia a su tratamiento, que se abordará observando el conflicto como una oportunidad. Por otro lado es una materia específica sobre identidad digital y no pretende extender su objeto de trabajo a todos los ámbitos relacionados con Internet.
En el campo de las ciencias sociales la identidad es la concepción y expresión que tiene cada persona acerca de su individualidad y de su pertenencia, o no, a ciertos grupos. Con el desarrollo de la sociedad del conocimiento este concepto está sufriendo rápidos e importantes cambios. Con la mezcla inseparable de la identidad digital la identidad analógica se está convirtiendo en una identidad híbrida y nuestra actividad en las redes influye, cada vez más, en nuestra vida fuera de ellas. Estamos frente a un nuevo proceso de construcción social en el que la identidad digital se edifica, en la mayoría de los casos, de forma involuntaria e inconsciente. Esta realidad pone de manifiesto la necesidad de trabajar la identidad digital desde la escuela, contribuyendo así a una de las principales finalidades del sistema educativo público: ayudar a compensar posibles carencias en el entorno social, cultural o económico.
Además, se hace necesaria una gestión eficiente de la identidad digital por parte del alumnado, que minimice las consecuencias indeseables producidas por la dificultad en el ejercicio, o incluso en la ausencia, del derecho al olvido, dotándolos de las herramientas necesarias para la gestión de su privacidad que favorezcan su participación en todos los ámbitos de la vida futura, y en especial para la construcción de una reputación en la red que ayude a la construcción de los proyectos de vida personal y profesional.
A pesar de que en la última década se han producido importantes avances en la dotación de medios de acceso a la Red, la competencia en el uso de la información sigue siendo un elemento clave para conseguir reducir la brecha digital y social. La educación constituye un elemento fundamental para cambiar esta situación de desigualdad en la que las jurisdicciones nacionales se ven superadas por los retos que se están produciendo a nivel global.
La asignatura se divide en tres grandes bloques: «La identidad del ser humano racional. Derechos y dignidad personal», «La identidad digital», y «Pensamiento crítico y redes», con un enfoque por proyectos para tratarla. Me parece además muy de agradecer que se aborde todo desde un punto de vista positivo, por mucho que también se vayan a tratar los riesgos.
Al tratarse de una asignatura optativa sólo la ofrecerán los centros que quieran siempre que tengan profesores voluntarios para darla, pero me consta que desde la consellería están haciendo todo lo posible para que Identidade dixital se imparta en el mayor número de centros posibles.
Esta iniciativa es pionera en España y estoy enormemente orgulloso de haber contribuido –ya os contaré cómo en cuanto sea posible– a que la identidad digital entre de lleno en los centros educativos. Sólo siento que –por ahora– no sea obligatoria. Pero todo se andará.