El planteamiento original es de Tom Foremski en Is this a Google atom bomb? A $100m mystery treasure hunt through Google Adwords...?, lo vi en Google.Dirson.com y me ha parecido un ejercicio hipotético tremendamente ingenioso. Literalmente:
A billionaire has arranged to give $100m to the first person that clicks on a special link that looks like a Google text ad.Dirson lo amplía así:
Los enlaces patrocinados de Google, basados en el «pago por click», funcionan porque los anunciantes pagan confiando en que los usuarios que hacen click están interesados en los productos que se publicitan (...) ¿Qué pasaría si un multimillonario organizase un concurso y pagase 100 millones de dólares a la primera persona que hiciese clic en un enlace patrocinado que él insertase, y que solamente él conociese? Millones de personas comenzarían a hacer click indiscriminadamente sobre los anuncios de texto de Google, y los anunciantes dejarían de confiar en este millonario modelo de negocio.¿Pone esto en duda algún tipo de fragilidad en la fórmula publicitaria de Google? Desde luego, el ejercicio indica un posible agujero teórico, y es cierto que el fraude de clicks puede ser uno de los grandes problemas de Google... (o Bill Gates, si quiere gastarse 100 millones en probar esta teoría ;-) Pero la realidad seria otra: a mi me parece que los anunciantes estarían encantados. A lo mejor sus ratios de clicks mejorarían del 0,1% al 0,2%, el 0,5% o incluso el 1% y les daría igual. Muchos ni lo miran. Pocos hacen seguimiento de esos clientes que les llegan. Muchas veces esos anuncios los compran intermediarios y el anunciante real ni siquiera tiene mucha información o control sobre el asunto. ¿Qué más da el 0,5 que el 5%? El que los anunciantes hacen un seguimiento verdadero y válido de lo que invierten en su publicidad (especialmente en Internet) esta claramente sobrevalorado.
El comentario de Dirson creo que parte de una premisa errónea («los anunciantes pagan confiando en que los usuarios que hacen clic están interesados en los productos que se publicitan») lo cual es obviamente o, más bien, cluetraineamente, irreal. Si hoy en día 999 de cada 1.000 personas gritan «¡tus anuncios no nos interesan!» ¿por que creen que el otro está interesado? No creo que si sólo gritaran 990 los anunciantes se molestasen en cambiar algo.