Ahora es posible enviar mensajes a la gente cuando hayas muerto, aunque básicamente tendrás que escribirlos antes de tan triste suceso e interactividad no tendrán mucha, la verdad.
Este es el servicio que ofrece Death Switch –y no es el primero– donde te registras, escribes todas esas cosas bonitas, útiles o secretas que crees que merecen la pena ser conocidas tras tu despedida del mundo de los vivos y se envían una vez la palmes a los destinatarios adecuados. Previo pago, eso sí.
¿Y cómo saben que has pasado a mejor vida? La fórmula es una especie de dispositivo del hombre muerto: lo que tienes que hacer de vez en cuando es demostrar que estás vivo, contestando a alguna de las formas de contacto que utilices: correo, SMS, teléfono… Si durante cierto tiempo no das señales de vida –y nunca mejor dicho– se abrirá la caja de Pandora liberando todos esos secretos que guardaste hasta la muerte.
Algunas cosas curiosas sobre este tipo de servicios son el riesgo que corres de que por un fallo se «disparen» antes de lo debido (dejando tus secretos al descubierto) y la paradoja de que cada vez que palma un cliente –de pago– la empresa es cuando realmente «se pone a trabajar» enviando los mensajes; a partir de es momento… cobrar no va a cobrar. (¿Y si cierra esa empresa antes de que tú la espiches? Mala suerte, por decir algo.) Por si acaso, probarlo es gratis total (un destinatario, un mensaje) y el resto son realmente baratos: un euro al mes para diez destinatarios y hasta treinta mensajes. No hay descuento para jubilados.
Si lo piensas, en realidad lo divertido de todo esto no es más que lo apasionante que puede ser escribir todos esos mensajes, que para el caso da igual si los guardas en un servicio web que los manda por correo, en una caja fuerte o en hojitas pegadas en los libros de tu biblioteca personal.
(Vía Wwwhat’s new?)