Por @Wicho — 10 de junio de 2014

Todos los que lleváis leyéndome algún tiempo sabéis que la expresión «nativo digital» me saca de mis casillas porque me niego a creer en que los niños y adolescentes actuales sean tal cosa.

No discuto que tienen una naturalidad a la hora de manejar todo tipo de cacharros que los que ya tenemos unos cuantos años más no tenemos o nos cuesta adquirir.

Pero lo que me pone muy nervioso –y me preocupa mucho más aún– es que eso de que son nativos digitales se usa demasiado a menudo como excusa para mirar hacia otro lado cuando hay que ocuparse de su educación en cuanto a las herramientas digitales que tienen a su disposición, tanto en lo que se refiere al uso de las herramientas en si como en lo que se refiere a las posibles consecuencias de lo que dicen y comparten por ahí.

Y es que nadie nace aprendido… ¿O acaso todos los que hemos nacido después de la invención de la imprenta no hemos tenido que aprender a leer y a interpretar un texto, aunque luego decidamos por nuestra cuenta lo que leer?

Cory Doctorow también opina en la misma línea, así que aprovecho para traducir parte de una carta abierta para los adolescentes que acaba de publicar estos días como You Are Not a Digital Native: Privacy in the Age of the Internet:

No eres un nativo digital: privacidad en la edad de Internet:

Dicen que el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Federico II ordenó que se dejara crecer a un grupo de niños sin ningún tipo de interacción humana para que pudiera observar su comportamiento «natural», sin viciar por la cultura humana, y así descubrir la verdadera naturaleza oculta del animal humano.

Si naciste a principios del siglo 21, probablemente hayas tenido que soportar que te llamen «nativo digital» en al menos una ocasión. Al principio parece que está bien esto de crecer sin ser viciado por el mundo fuera de línea, e imbuido por una especie de sexto sentido acerca de cómo debe ser Internet.

Pero los niños no son inocentes místicos. Son gente joven, aprendiendo a ser adultos, y aprenden como ser adultos del mismo modo que todos los humanos: cometiendo errores. Todos los humanos se equivocan, pero los niños tienen una excusa: aún no han aprendido las lecciones que los errores te hacen aprender. Si quieres doblar tu número de aciertos, tienes que triplicar tu número de fallos.

El problema con ser un «nativo digital» es que transforma todas tus equivocaciones en verdades percibidas acerca de cómo se supone que los humanos han de usar Internet. Así que si cometes errores con tu privacidad en Internet no sólo las empresas que lo propician y se benefician de ello salen de rositas, sino que además a cualquiera otro que manifieste alguna preocupación por ello no se le hace ni caso. A fin de cuentas, si se supone que a los «nativos digitales» no les importa su privacidad, entonces cualquiera que lo haga es un dinosaurio idiota del que reírse y que no está al loro.

«Privacidad» no quiere decir que nadie en el mundo se entera de lo que haces. Quiere decir que tú decides quién se entera.
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