Anthony David es el creador de Next 2100, una cápsula del tiempo pensada que la época actual no se pierda en el olvido. En vez de guardar en ella objetos físicos cotidianos la propuesta es guardar contenidos digitales que sólo podrán ser recuperados en el año 2100, justo cuando acabe el siglo.
Cada mensaje que se envíe a través de la web preparada al efecto puede contener un vídeo de hasta 60 segundos, tres fotos y un texto de 800 caracteres. Además se puede incluir información personal opcional (nombre, edad o enlaces a redes sociales) para que te identifiquen en el futuro… Aunque no sé yo si en 2100 existirán Facebook o Instagram, la verdad.
Cuando se llene la cápsula se guardará en un banco (¿existirán los bancos en 2100?) y el 2 de enero de 2100 se publicarán. En teoría hay sitio para mensajes de 2,1 millones de personas.
A mi personalmente me fascinan sobremanera las cápsulas del tiempo. A diferencia de la de este proyecto la gente guarda sus objetos físicos cotidianos (periódicos, libros, billetes, ratones de ordenador…) para que sean recordados en algún momento. Hay muchas cajas de estas en todo el mundo, y de hecho incluso hay una en mi barrio, con el plus de que tiene más de un siglo y ya nadie se acuerda de dónde está, así que hay que buscarla.
Eso sí, el precio del billete para este viaje a lo largo del siglo XXI no es barato: 21 dólares, concretamente.
These Websites Have Been Seized es una fascinante recopilación de los carteles de «Este sitio web ha sido incautado» (o intervenido, o bloqueado… según se mire) a lo largo de los tiempos. Es lo que las autoridades estadounidenses plantifican en la portada de los dominios que incumplen la ley, lo que a la par demuestra que tienen acceso total a sus servidores.
El sitio no solo es interesante para ver logotipos de todas las agencias gubernamentales habidas y por haber: FBI, Departamento de Justicia, Seguridad Social, Seguridad Nacional, Departamento de Comercio, Agencia de los Derechos de Propiedad Intelectual… También están desde la policía de los condados norteamericanos más remotos a agencias internacionales, lo cual va desde Albania a Kosovo y Croacia. Básicamente podrías coleccionarlos o imprimírtelos como baraja de cartas. Seguro que alguien los guarda como trofeos o los ha gamificado.
Entre los sitios más conocidos que aparecen en el listado están Silk Road, EliteTorrent, MegaUpload, AlphaBay y KickAss Torrents… Además de un número elevado de sitios fraudulentos relacionados con medicamentos para la Covid-19, música pirata, películas y algunos más exóticos como webs que parece ser que vendían silenciadores ilegales o falsos Wallmarts. Lo más granao, vamos.
Will se entretuvo en recopilar meticulosamente todos los elementos HTML en una misma página web, lo cual resulta tremendamente instructivo e interesante a la vez. La página es totalmente minimalista y simplemente contiene una descripción de cada código HTML, desde <body> hasta <map> y algunos menos usuales. Bajar, subir, ver el código y aprender.
El código es bastante autoexplicativo, porque sólo hay que ver el código HTML (botón de derecho del navegador → ver código fuente de la página> para entender cómo funciona. No muestra todas las opciones posibles, porque serían casi infinitas, pero para todo lo demás siempre están las especificaciones de HTML del W3C.
Todos los días se aprende algo nuevo, y no es raro que haya gente que se sorprenda al ver <video>, <video>, aunque para mi las mejores son otras como <article>, <address> o <time> que sólo sirven para las máquinas, no los humanos. Yo en esta visita aprendí (o recordé, porque ni me acordaba de que existían) <ins>, <samp> y <q> («el hermano pequeño de <blockquote>.
¿Sabes cuánta gente cae en los engaños que incorporan muchas webs en sus diseños e interfaces? ¿Cuánto tiempo, dinero y frustración causan? Con Dark Patterns Detective se aprender cómo se ha convertido navegar por una web en un penoso calvario para cancelar una suscripción, rechazar una oferta o comprar cualquier producto. Son los Dark Patterns («patrones oscuros») del Dark Design («diseño oscuro»). Y es que definitivamente El enemigo conoce el sistema, como decía aquel altamente recomendable libro de Peirano, donde se examinaban estos y muchos otros temas relacionados.
Esto es un juego online, pero utiliza patrones oscuros reales típicos de muchas webs: botones cambiados de sitio y colores, productos «opcionales» que se añaden a los carritos automáticamente, ofertas que no son tales sino que buscan quedarse con tus datos, mensajes para que te apresures y ofertas que mágicamente «ya no están disponibles» cuando las eliges… En fin, una trapacería tras otra.
En total hay ocho pruebas que superar, a partir de la explicación del escenario inicial de cada una de ellas, tareas como «comprar un ordenador en oferta», «cancelar una suscripción» o «configurar las preferencias de una app».
Estos patrones oscuros producen todas estas situaciones:
Renovaciones no deseadas
Dificultad para cancelar suscripciones.
Procesos de cancelación complejos que hacen perder tiempo.
Suscripciones que se mantienen «accidentalmente».
Presión psicológica y manipulación
Presión a los usuarios para realizar compras no deseadas.
Crear expectativas de precios poco realistas.
Generar culpa o ansiedad de forma innecesaria.
Explotación de diversas vulnerabilidades psicológicas.
Toma de decisiones mal informadas o apresuradas.
Ansiedad y estrés.
Impacto económico
Gastar dinero en servicios no deseados.
Compras apresuradas que generan arrepentimiento.
Afectar especialmente a consumidores vulnerables.
Pérdida de confianza
Dañar la confianza en las compras en línea.
Percepción negativa de las marcas.
Pérdida de confianza en el servicio/medio/tienda.
Frustración del usuario
Sentirse frustrado o manipulado al descubrir el «truco».
Conflictos con el servicio de atención al cliente.
Frustración al intentar contactar con el equipo de soporte.
Violaciones de privacidad
Compartir datos personales sin consentimiento.
Seguimiento persistente en diversos dispositivos.
Violaciones de privacidad, por ejemplo a través de «clubs de socios».
Creación de perfiles detallados de comportamiento no deseados.
Pérdida de control sobre la información personal.
Consecuencias inesperadas
Cargos imprevistos, renovaciones no deseadas, problemas económicos.
Abandono de compras debido a los «trucos de interfaz».
La lista de pufos es tan grande que es difícil saber cuál de todos ellos tiene más impacto. Probablemente la dificultad de cancelación sea de las primeras, lo cual además está permitido por las tiendas de apps y donde las entidades oficiales responsables «hacen la vista gorda», como quien dice. La frustración está también clara, porque cada navegación se convierte en una especie de «juego de esquivar las bombas». Y finalmente, y no por ello menos importante, el impacto psicológico que supone el estrés, ansiedad y culpa que acaba afectando a todo el mundo, pero especialmente a los colectivos más vulnerables, que para su desgracia muchas veces no consiguen resolver su problema y tampoco tienen de quién obtener ayuda.
Merece la pena dedicarle cinco minutos a este Dark Patterns Detective y mostrárselo a quienes puedan encontrarse con estas situaciones. Es una pena que sólo esté en inglés, pero quizá con un traductor automático pueda servir incluso para los que no hablan la lengua de Shakespeare. Y, como decía el sargento Jablonski, ¡Tengan mucho cuidado ahí fuera!