Lunduke tiene un buen relato de esos para guardar en la Historia de Internet acerca de Por qué Firefox se llama Firefox. Es de esas típicas aventurillas que los más viejos del lugar hemos vivido y recordamos como en una neblina (¿Netscape? ¿Firebird?) pero que conviene que quede registrada.
El caso es que en los albores de la Web a Netscape, empresa creadora de uno de los primeros navegadores web, se le ocurrió liberar su código fuente bajo el nombre The Mozilla Project, para lo cual también creó la Fundación Mozilla. Curiosamente surgieron otros navegadores antes de que la fundación lanzara el suyo propio, al que llamó Phoenix.
Phoenix se enfrentó a problemas legales porque por casualidades de la vida ya existía otro navegador con el mismo nombre. De modo que para evitar la confusión pasó a llamarse poco después Firebird. Pero con Firebird sucedió otro tanto, y aunque en esa ocasión intentaron ir de «compañía grande y abusona» contra unos pequeños desarrolladores de una base de datos llamada también Firebird, al final tuvieron que salir con el rabo entre las piernas. Resultado: La fundación Mozilla cambió de nuevo el nombre de su navegador a Firefox.
Con este nuevo nombre también tuvieron problemas con una compañía en el Reino Unido… pero a veces el dinero lo arregla todo y llegaron a un acuerdo. Una muestra más de lo difícil que es hoy en día conseguir un buen nombre con una palabra ya existente, así sin más, por raras que sean, porque están «todas utilizadas».
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