«… y en la clase de Historia de hoy, niños y niñas, recordaremos cómo era conectarse a Internet a finales de los años 90.»
Estaba yo quejándome hoy de que la velocidad de la fibra me oscilaba entre 350 y 400 megabits por segundo en vez de los 600 que tengo contratados –tengo que que revisar qué pasa– cuando casualmente me he topado con este vídeo que publicó Gough Lui conectándose a internet por módem a menos de 56 kilobits por segundo. Las imágenes y sonidos son unos deliciosos 20 minutos de regreso al pasado (aunque lo interesante se puede ver en los cinco o diez primeros) que recrean vívidamente una conexión a internet a través de módem como si se estuviera a finales de los años 90, hace algo más de dos décadas.
Para el «experimento» utiliza un Pentium a 100 MHz, Windows 98, un módem a 56 Kbps y algún que otro truqui. Los títulos de crédito del vídeo son largos (¡dos minutos!) pero es lo que tarda en encenderse el equipo… y da para unos títulos de créditos extensos y detallados. Podrías hacer un café en esa megapausa.
Lo siguiente es hacer la llamada de conexión bip, bip, bep, bip… [02:20]. Y aunque hay un poco de ruido de fondo pueden escucharse los tradicionales ruiditos del módem. Quienes se fijen bien –los expertos lo descifrarán de oídas– verán que la conexión se realiza sólo a 31.200 bps, una velocidad un tanto «rara» debido a que se negociaba automáticamente a la baja cuando la calidad de la línea no era muy buena. A partir de ahí, ya hay conexión TCP/IP…
… y comienza la navegación por la Superautopista de la Información con Netscape Communicator 4.8, el mítico navegador web de la época, que combinaba navegación web + correo electrónico. Netscape sucumbió, pero de sus cenizas surgieron la Fundación Mozilla y el actual navegador Firefox.
La navegación de la demo se realiza usando miniProxy, básicamente porque con el protocolo HTTPS/TLS que hoy en día es casi obligatorio al conectar a cualquier página web sería imposible negociar un método de cifrado válido en 1999 entre servidor-y-navegador. Así que miniProxy es el truqui intermedio que hace el favor de «traducir» esa comunicación dejándola en HTTP normal, corriente (e inseguro).
La experiencia se completa navegando un poco por diversos sitios, algunos de los cuales funcionan y otros no: Slashdot (bien), Google (mal), Wikipedia (mal). Pero lo más impresionante quizá es descargar imágenes a velocidad de módem, por ejemplo unas viñetas de XKCD [13:00], que no es que resulte lento, es a velocidad de placas tectónicas continentales. La realidad –he de decir– es que tan, tan, tan lenta no era la cosa, por alguna razón en el vídeo está un poco exagerado (?!) aunque es cierto que cualquier imagen de más de 50 KB ya requería esperar unos cuantos segundos, minutos para las más grandes y de mayor resolución. De vídeo, HD y otras cosas futuristas ni hablar, claro.
(Vía Laughing Squid.)
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