Chiqui en una imagen de 2017 – El País
No recuerdo en qué sarao conocí a Chiqui. Quizás en el famoso WebDosBeta o a lo mejor en un Blogs y Medios –tengo fotos de él en muchas de sus ediciones– pero recuerdo perfectamente que en cuanto me dijo que era Chiqui yo dije admirado «¡Chiquiworld!» y el asintió con una tímida sonrisa.
Y es que Chiqui es de aquellos que ya estaban allí cuando los Microsiervos decidimos liarnos la manta a la cabeza con el blog; su Chiquiworld era toda una referencia. Y eso que él, por aquel entonces, ya tenía una carrera detrás en El País que le podría haber llevado a ignorar eso de los blogs.
Pero sin embargo, como bien dice Arturo Paniagua, «lejos de mirarnos con desprecio (algo habitual entonces) Chiqui asumió que se trataba de una nueva forma de comunicación que utilizó, defendió y divulgó.» De hecho nos estaba esperando en Bluesky…
Me he liado la manta a la cabeza y me he comprado una nueva casa en Bluesky. @chiquidelafuente.bsky.social es la nueva dirección. Allí os espero
— Chiqui de la Fuente (@Chiqui) September 26, 2023
Claro que en cuanto lo tratabas un poco te dabas cuenta de que Chiqui era mucho más que el autor de un blog muy recomendable y de que era un tipo encantador, siempre con una sonrisa en los labios, siempre sin levantar la voz por muy intensa que se pusiera la charla, siempre dispuesto a echar una mano. No hay más que ver las reacciones que ha traído la noticia de su muerte para ver que no sólo yo opino así.
Y sí, ya sé que quienes nos metimos en el fregado de los blogs a principios de los 2000 ya no somos unos chavales. Pero Chiqui se nos ha ido demasiado pronto. Igual que Pepe. Igual que Mario. No es justo que no vayamos a poder echarnos unas risas con él; que no vayamos a poder arreglar el mundo –al menos el de los blogs– de nuevo.
Aunque si no nos parece justo a quienes tuvimos la suerte de conocerlo y tratarlo, no puedo ni imaginar cómo estarán Paloma y Rosca por mucho que les mandemos abrazos y por mucho que sepan que los tenemos presentes a los tres.
El pequeño consuelo que nos queda es que estoy seguro de que pasarán muchos años antes de que Chiqui deje de estar en nuestros recuerdos.
Buen viaje, amigo.