Por @Alvy — 23 de noviembre de 2012

Telecinco Paranoina / ExpansiónEnrique Dans estuvo ayer reunido con directivos de Telecinco, y también con el bloguero y comunicador Pablo Herreros, protagonista de la última polémica en torno a la querella que la cadena ha presentado contra el periodista, en la que le piden 3,7 millones de euros, hasta 3 años de cárcel y el embargo de sus bienes por «supuestos delitos de amenazas y coacciones» – algo inusitado como respuesta a un boicot. Un sinsentido teniendo en cuenta que una acción de este tipo es una herramienta de protesta habitual en cualquier sociedad democrática.

El análisis es muy completo –mejor verlo en el original– y me gustaron especialmente los detalles que se dejan entrever en esta otra parte que trata el artículo colateralmente:

La solución no es, como muchos maximalistas comentan, dejar de ver Telecinco. A la cadena le trae completamente sin cuidado que dejes de ver sus contenidos, siempre y cuando no seas uno de los pocos que tienen instalado un audímetro (…) Dejar de ver Telecinco no genera ningún tipo de presión palpable, ni contribuye a nada más que a consolarse con un gesto tan inútil como dar un puñetazo a una pared.

de ahí la conclusión:

(…) los espectadores no somos clientes de las cadenas de televisión. Los espectadores somos simples pares de ojos que constituyen la materia prima que las cadenas comercializan a sus anunciantes. Por tanto, lo lógico es que las protestas se estructuren ante aquellos con los que puedes ejercer algún tipo de presión, en este caso las empresas de las que eres cliente, cuyos productos consumes. Eres completamente libre, por mucho que proteste y se querelle Telecinco, de consumir lo que te dé la gana, o de dejar de consumir en función de cualquier criterio que se te pase por la imaginación, válido o no.

Otro caso en el que un medio tradicional se dispara en el pie por desconocimiento, tozudez, falta de sentido común… o todo lo anterior a la vez.

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