Por @Wicho — 18 de noviembre de 2009

El anuncio por parte del ministro de Industria, Miguel Sebastián, de que a partir del 2011 el acceso a Internet de banda ancha será un servicio universal en España debería ser a priori motivo de alegría, pero lo cierto es que le veo varios problemas a lo anunciado.

Para empezar, el que sea un servicio universal quiere decir que cualquiera que lo solicite, viva donde viva, debe poder disponer de él, pero habiendo anunciado la Xunta de Galicia apenas hace un mes un plan a cuatro años para invertir 102 millones de euros en extender la banda ancha que entrará en vigor a principios del 2010, se me hace prácticamente increíble que, diga lo que diga el ministro, se vayan a cumplir los plazos, al menos en Galicia.

Por otro lado, ha hablado de una velocidad de bajada de un mega -lo que es bastante escaso ahora que cada vez hay más contenidos multimedia, en especial teniendo en cuenta que muy raramente las líneas funcionan al cien por cien de su capacidad-. Miguel Sebastián no mencionó para nada la velocidad de subida, que con toda seguridad será menor, con lo que subir fotografías, y no digamos vídeos, algo que está a la orden del día en la web colaborativa actual, va a ser exasperante.

Finalmente, tampoco ha dado el ministro un precio aproximado de lo que costará el servicio, sino que se ha limitado a decir que será razonable. Eso es bastante preocupante si tenemos en cuenta que el Gobierno, ante los estudios que una y otra vez sitúan el acceso de banda ancha a Internet en España como los más caros de Europa, no se plantea bajarlos, sino modificar la forma en la que se hacen los estudios para que España no quede así tan mal parada.

Así que me da la impresión de que nos están tomando un poco como al burro que se le coloca la zanahoria delante del hocico.

Este artículo se publicó originalmente en La Voz de Galicia.

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