Por Nacho Palou — 10 de Diciembre de 2010

Este artículo se publicó originalmente en Cooking Ideas, un blog de Vodafone donde colaboramos semanalmente.


Google como aplicación móvil integra funciones no disponibles de momento en la versión web (detrás): búsqueda por imagen (Goggles) y la búsqueda por voz que ahorra teclear el texto a buscar.

Si utilizas habitualmente un smartphone, un teléfono tipo BlackBerry, Android o iPhone, probablemente cada vez lo utilices más para acceder a Internet y menos para navegar por la Web. En estos dispositivos triunfan las aplicaciones, también aquellas que sirven para utilizar servicios Web como Twitter, Facebook, YouTube o Google Maps.

Precisamente este año en el que la World Wide Web cumple su vigésimo aniversario ha sido el que ha visto una portada de Wired dedicada a su muerte: The Web Is Dead, (18.09, septiembre 2010).

Aplicaciones vs. Web
Si bien lo que hay bajo tal afirmación es más un debate y una consideración respecto al cambiante modelo de acceso a Internet "y la Web seguirá ahí como parte esencial de ésta (...), cada vez representa una menor parte del tráfico de Internet", escribe Chris Anderson. Actualmente las tres cuartas partes del tráfico son ocupadas por otras tecnologías y protocolos de intercambio de información: P2P, vídeo y audio en streaming, videconferencia y voz, juegos, intercambio de datos entre aplicaciones... Y por cada vez más sistemas cerrados, los "jardines vallados".

Los sistemas cerrados son algo que Tim Berners-Lee, el "padre" de la World Wide Web, criticó recientemente: "la proliferación de las redes sociales como Facebook aíslan la información publicada en Internet".

Berners-Lee también se mostraba contrario al creciente uso de las aplicaciones en los sistemas operativos móviles (Android, iOS, BlackBerry, Windows Phone 7,...), sobre todo las que se basan en estándares cerrados: "No utilizar estándares abiertos provoca la creación de mundos cerrados. Los estándares abiertos impulsan la innovación".

Pero la innovación depende más de las personas que de los medios disponibles. Como ejemplo durante años se ha innovado en la Web a pesar de lo precario de los medios. Los hacks y trucos de CSS, JavaScript y HTML han sido un recurso más que habitual entre diseñadores y desarrolladores web.

De hecho nunca antes de la Web el término estándar había tenido tan poco valor: los "jardines vallados" han existido desde mucho antes que ahora, aunque sólo afectaban a una minoría que no navegaba por Internet desde Windows con Internet Explorer.

Al contrario, nunca antes se ha visto tanta innovación, tan variada y tan revolucionaria -en juegos, servicios, aplicaciones prácticas y sociales, de contenidos y editoriales,...- como la que han traído las aplicaciones móviles. A su lado la Web -incluso la Web 2.0- se muestra desfasada.

A eso se debe muy en parte el éxito de las aplicaciones en móviles y tablets, los cuales ya no son cosa que interesen a unos cuantos "early adopters": en pocos años éstos serán los dispositivos más utilizados para el acceso a Internet [que no es sólo la Web], por delante de los ordenadores.

La Web 3.0 prescinde de la Web
En general una aplicación bien hecha, aunque únicamente sirva para acceder y mostrar la misma información que está disponible en la Web, funcionará mejor, de una forma mucho más rápida, eficaz y funcional que la misma Web a través del navegador del móvil.

El resultado final, la sensación que deja en el usuario, es la de una experiencia más cómoda y satisfactoria.

"Las aplicaciones son el nuevo canal para la distribución de servicios y experiencias en teléfonos móviles", escribe Andreas Constantinou, "nacen de las raíces de la Web en el sentido de que son una evolución de la Web 2.0, añadiendo nuevas formas de interacción y de descubrir y acceder a la información; y también nuevas formas de monetización".

Precisamente el de la monetización ha sido uno de los eternos asuntos pendientes de la Web como soporte para contenidos o servicios de pago especialmente cuando se trata de cantidades pequeñas. Incluso hoy se puede considerar un episodio sin resolver.

En cambio el de los micropagos es un aspecto "solucionado por las tiendas de aplicaciones desde el primer día", como es el caso de la App Store. Y lo es muy en parte gracias a su planteamiento de sistema cerrado con el que se ha ganado, a pesar de las críticas, la confianza de desarrolladores, editores y público.

Los móviles han evolucionado mucho -mucho más que la Web, de hecho- y sin duda la llegada del lenguaje HTML5 es una mejora necesaria e importantísima. Pero aún su implementación es lenta, está en una fase muy temprana -aún lejos de ser un verdadero estándar, si algún día llega a serlo- y seguirá siendo así todavía algún tiempo.

De momento las aplicaciones web no pueden competir con su equivalente en forma de aplicación móvil, con Google Maps como ejemplo evidente. Y servicios que en otro tiempo habrían sido considerados "casos de éxito de la Web 2.0" salen hoy sólo como aplicación móvil, sin web equivalente.

Es el caso de Instagram, un servicio cuyos contenidos no solo no están en la web, sino que por defecto sólo funciona móviles iPhone -aunque puede conectarse con servicios como Flickr, Twitter o Facebook. Y aún así cada semana unas 100.000 personas se apuntan a Instagram para compartir fotografías.

Como dice Chris Anderson, "hoy hay en Internet incontables 'jardines vallados'. La Web es la excepción, no la regla."

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