Este artículo se publicó originalmente en Cooking Ideas, un blog de Vodafone donde colaboramos semanalmente con el objetivo de crear historias que «alimenten la mente de ideas».
El otro día charlé por correo con un lector sobre un tema pseudocientífico, al que llamaré XYZ. Resulta que XYZ era un asunto al que uno de mis compañeros de blog había azotado en vez de dedicarle espacio como si fuera algo relevante, fiable y con un mínimo de rigor científico. Personalmente había oído alguna mención por ahí sobre el tema en cuestión, pero tampoco había profundizado sobre él demasiado. Medio por cortesía medio por curiosidad, dediqué unos minutos a echarle un vistazo.
Resulta que cuando buscas sobre XYZ en Google tras la obligatoria entrada de la Wikipedia las primeras diez o veinte referencias eran a Milenio 3 y páginas del tipo «misterios misteriosos y enigmas sin resolver». El asunto XYZ había sido «noticia» hace cuatro o cinco años como un supuesto relevante gran descubrimiento. En la Wikipedia utilizaban los términos «controversia», «pseudociencia», «falsedad», «falta de veracidad» y similares para referirse a él. Lo calificaban de hoax (engaño) y desacreditaban totalmente a los investigadores empecinados con la cuestión.
En mi conversación con ese lector le pasé los enlaces para dejarle ver que podría estar equivocado y tal vez quisiera investigar algo más siguiendo el hilo. Pero rápidamente contestó que si se trataba de un enlace de la Wikipedia «eso nunca había sido considerado válido como referencia». Me dejó un enlace a una vieja noticia de Associated Press que incluía el nombre de un investigador sobre el asunto. Las referencias sobre él (de nuevo en la Wikipedia) lo calificaban de «personaje absurdo, errático e irracional». Al parecer afirmó en una entrevista que creía que los Mayas y otras culturas antiguas descendían de los Atlantes, que a su vez llegaron a la Tierra viajando por el espacio desde las Pléyades. El hombre luego había investigado otras cosas y descubierto revelaciones sobre el tema XYZ que ahora quería dar a conocer a mundo. Bueno, por mi parte ya tenía suficiente: contesté el último correo con esa referencia y decidí no dedicar más tiempo al asunto en cuestión. Mi interlocutor hizo lo mismo (aunque no sé si quedó convencido o no).
Hay varias cuestiones sobre esta historia y cómo habría sido una situación similar hace una década, en especial por el papel de la Wikipedia, que me parecen dignas de destacar.
Hace una década el tema XYZ lo habríamos encontrado en una revista, libro o un programa de radio, y habríamos tenido complicado poder hacer una referencia o realizar más búsquedas sobre él sin acudir a bibliotecas o archivos especializados. Por aquel entonces la Wikipedia ni siquiera existía, y desde luego un «descubrimiento noticioso» no iba a aparecer en la edición en papel de la Enciclopedia Británica de un día para otro como por arte de magia, algo que hoy sí que podría suceder. Además de eso, todas las noticias sobre ese tema publicadas en medios de comunicación están archivadas y disponibles a través de Google News o las hemerotecas de periódicos y archivos especializados. Tanto mi interlocutor como yo podríamos haber buceado horas o días indagando los más pequeños detalles sobre el asunto, según nuestra habilidad.
La capacidad de la Wikipedia en situaciones como estas es impresionante. Como herramienta rápida para la resolución de debates y conflictos es casi inigualable: lo que pone allí va a misa. En cierto modo le ha quitado emoción al Trivial Pursuit; lejos quedaron aquellos debates interminables sobre si ciertas respuestas en ocasiones ambiguas que da oficialmente el juego son correctas o no. Y es que hay que reconocerle a la Wikipedia el mérito para concentrar «la opinión de la mayoría» en millones y millones de artículos sobre todas las temáticas. Si bien hay que evitar caer en el argumentum ad wikipediam (invocándola como diciendo «Si sale en la Wikipedia, será verdad», porque no siempre lo es), como referencia rápida parece inigualable. Tal vez sólo Google la supera en agilidad. Y en el fondo lo que está contestado Google cuando se busca algo es también «la opinión de la mayoría» sobre lo que es relevante y lo que no.
Pero también sabemos que la Wikipedia no es perfecta ni fuente de toda sabiduría. Si la lees en inglés, parece como si Alexander Graham Bell hubiera inventado el teléfono; si la lees en italiano, se recalca que fue Antonio Meucci el genuino padre del invento. Hay que leer más a fondo la historia para descubrir todos los detalles, o irse a otros idiomas, como el español, para encontrar una versión más neutra. En cuestiones históricas, incluso las más importantes, la Wikipedia refleja las mismas polémicas que historiadores y expertos arrastran desde hace años, por no decir siglos.
La gente que no conoce a fondo cómo funciona la Wikipedia considera que el hecho de que «cualquiera puede editarla» es un signo de pobreza editorial o de propensión al vandalismo, y de ahí que citarla para resolver un debate o conflicto esté tan mal visto. Pero es algo tan equivocado como pensar que cualquiera puede dibujar un graffiti en una sala del Museo del Prado y hacerlo pasar por una obra de arte durante semanas. Podría pasar, pero no es lo que sucede normalmente.
Hace algún tiempo me pidieron un artículo sobre la capacidad de autocorrección de la Wikipedia, donde explicaba en profundidad el funcionamiento de ciertos aspectos de la enciclopedia libre y por qué ese tipo de problemas son poco frecuentes. En primer lugar, hay un historial de cambios que permite detectar las modificaciones rápidamente; deshacer el vandalismo es fácil y rápido, además de que muchos artículos están vigilados; hay herramientas especiales para hacerles seguimiento y casi siempre hay alguien interesado en que un artículo sobre un tema concreto esté cuidado y sea fiable; hay robots que además realizan labores de vigilancia. Finalmente, la reputación de los editores es un factor a tener muy en cuenta; los contenidos de dudoso origen o sin referencias fiables suelen estar claramente marcados, o se eliminan, y si surge una guerra de ediciones o una polémica fuera de control incluso se pueden bloquear ciertas páginas.
El resumen es que lo que queda publicado en la Wikipedia es, al 99 por ciento, información altamente fiable que ha pasado una serie de filtros que muchas veces pasan desapercibidos para los lectores. El resultado recoge diversos puntos de vista, en los que además se premia el rigor y la investigación sobre lo llamativo, las opiniones personales o los datos con oscuros intereses detrás (comerciales, ideológicos, etcétera).
Si surgiera una noticia como el tema XYZ que mencionaba al principio y alguien quisiera hacerlo pasar por información fiable tendría que empezar por crear el artículo en la Wikipedia. Eso lo puede hacer cualquiera. Pero dicho artículo no pasaría inadvertido y sería revisado por un montón de gente: se exigirían referencias fiables o sería eliminado, y se le eliminarían también las opiniones personales, quedándose en los puros datos verificables. Si se trata de un tema controvertido –y qué no lo es hoy en día, incluso entre la comunidad científica– habría gente a favor y en contra que sin duda pugnaría por incluir sus puntos de vista. Al final la opinión de la mayoría acabaría sin duda prevaleciendo, y en caso de duda hasta la reputación de quienes están realizando las ediciones tendría un papel importante. Si puntualmente alguien quisiera vandalizar el artículo para interpretar la realidad de otra forma –o hacer una gracieta– un robot, un editor o alguien preocupado porque la información sea veraz le pararía sin duda los pies.
Es tan difícil eludir todos esos controles –a pesar de que resultan casi invisibles para la mayor parte de la gente– que es por lo que usar la frase «mira lo que dice al respecto la Wikipedia» tiende a ser sinónimo de fiabilidad. Y vale tanto para dirimir una riña sobre respuestas absurdas del Trivial Pursuit como para dar un argumento de peso apoyado por toda una comunidad sobre el tema XYZ.
{Foto: Wikipedia T-Shirt (CC) Mike E. Perez}