Por @Alvy — 13 de diciembre de 2019

Yap: el chat efímero

Yap llega de la mano de Gina Trapani, a la recordarán como fundadora de blogs como Lifehacker y otros proyectos. Es básicamente un chat minimalista con unas limitaciones muy peculiares y una principal característica: es efímero. O estás atento a lo que se dice, o te lo pierdes. ««Como en la vida real misma.»

Las «reglas» de este chat son sencillas:

  • No hace falta registrarse
  • En cada chat pueden participar hasta un máximo de 6 personas
  • Sólo se puede ver el último mensaje de cada persona, luego desaparecen
  • El contenido es privado, pero se puede hacer público (para «observadores»)
  • A las 24 horas de inactividad las salas de chats también desaparecen

Yap: el chat efímero

Algunas otras curiosidades son que los mensajes están limitados a 140 caracteres (como en el Twitter primigenio), que cada chat tiene una URL corta, que se puede invitar a otras personas a participar y que el límite de participantes de seis es («porque siete son un rollo»). También se puede subir una foto o vídeo con solo pegar el enlace en la ventana del chat.

Teniendo en cuenta que las redes sociales han hecho de los servicios para comunidades algo cada vez más rápido, ágil y efímero –«urgente», me atrevería a decir– no me extrañará que Yap funcionara bien. Además tiene un nombre corto y chulo; carga superrápido y parece el tipico proyecto al que se le encuentran utilidades una vez lanzado, muchas de las cuales seguramente ni habrán imaginado.

¿Y dónde está el negocio? Como en los orígenes de Internet y de todos los grandes proyectos, en las sabias palabras de Rich Ziade, presidente del estudio que ha creado el servicio, «¿A quién cojones le importa el modelo de negocio? La web está para cosas divertidas de usar y tirar». No se puede estar más de acuerdo.

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