Por @Alvy — 20 de febrero de 2016

Ahoy examina en este vídeo los acontecimientos de lo que la industria de los videojuegos considera el fin de una época: el derrumbe en 1983 de una industria que parecía indestructible, liderada por la emblemática Atari, hasta su casi completa desaparición.

En 1982, un año aciago, se congelaron las ventas que no habían dejado de crecer hasta el momento y en una especie de fiebre del oro surgieron los juegos de peor calidad que se recuerdan. Al mismo tiempo la gente dejó de comprar juegos, había demasiada oferta y todas las previsiones se fueron al traste. 1983 fue el año de las bancarrotas, liquidaciones y desapariciones de una industria.

La Atari 2600 había roto moldes hasta entonces, llevado los videojuegos a los hogares. Títulos pésimos como las adaptaciones de Pac-Man, En busca del Arca perdida o el que se considera «el peor videojuego del mundo», E.T. el extraterrestre enterraron el sueño. Enterraron literalmente, como cuenta el genial documental Atari: Game Over del que ya hablamos por aquí. Palés enteros de cartuchos acabaron en los basureros.

Sin embargo en Europa y Asia pocos se dieron cuenta de este ocaso: los europeos teníamos los primeros microordenadores familiares (Spectrum, Commodore) con los que se podía jugar de maravilla –en ocasiones mucho mejor que con aquellas primitivas consolas. Y en Japón comenzaban a despuntar las modernas consolas.

Así que 1983 no supuso la muerte definitiva de los videojuegos, tan solo fue un punto y aparte en una historia de modas y tendencias, en las que pronto llegarían nuevos juegos, nuevas consolas y nuevos fenómenos. Igual que muchos juegos de hace una década ya están olvidados y enterrados, quién sabe qué será de los Minecraft, GTA o los juegos de impulso de hoy en día dentro unos años. Mientras tanto… ¡a disfrutarlos!

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