Gracias a la utilización de materiales de fibra de carbono de última generación este dron llamado Carbon Flyer puede volar tan ligero a la vez que mantiene la estructura rígida que un par de pequeñísimos motores de hélice sirven para impulsarlo – y eso que además ha de incluir la batería, una cámara y la electrónica de control y transmisión. La estabilidad de la cámara es mejorable, aunque para pasar un rato sirve (pero no para rodar películas, vamos).
El avioncito de juguete –o no tan de juguete– se controla directamente con el teléfono móvil, inclinándolo para que imite los movimientos. Con diversas piezas intercambiables, probablemente porque su resistencia sea un tanto (¡ejem!) limitada, estará disponible para agosto de 2015, a partir de unos 85 euros (100 dólares).
Normal que esté petándolo en la web de financiación colectiva IndieGoGo, donde ya ha recaudado más de un cuarto de millón de dólares.