He aquí un trabajo envidiable: el de fabricante de cabinas de videojuegos «modernas» que en realidad se utilizan con juegos «nuevos». Esos, armarios en cuyas «tripas» estaban las placas de circuitos y mandos de las famosas maquinitas (y que hoy en día son bastante más simples) surgieron primero en los salones de juegos recreativos y luego en los bares. Hoy perduran en las casas de algunos coleccionistas. Y hay gente como Mark que no renuncia a ver nuevos títulos en un entorno tan idílico, de modo que toma un juego indie y lo recubre de madera, plástico y luces para que se pueda jugar a la antigua usanza.
Entre otros se puede jugar a Particle Maze (muy del estilo de Robotron, Geometry Wars y Asteroides), Slam City Oracles (un cruce entre Katamari Damacy y GTA) y más de una decena de juegos indie similares y en cierto modo «modernos».
Las máquinas incluyen sus altavoces, un amplificador, un monitor de los «pesados», botones y joysticks generosos y otros detalles para que parezcan realmente de época aunque los juegos pixelados sean muy de hoy en día.
El propietario del salón dice que quienes mejor se lo pasan son los grupos de dos o tres amigos, que disfrutan de partidas «ultrarrápidas» y pueden jugar a la vez o por turnos. Desde luego tiene pinta de merecer una visita.