Impresionante:
Esta posición la descubrieron unos programadores de la Universidad Lomonosov de Moscú, mientras catalogaban exhaustivamente todos los finales «razonables» de siete piezas. Las blancas pueden ganar la partida, pero las negras pueden alargar la derrota de modo que esa victoria requiera 549 movimientos. Resulta interesante además que la secuencia óptima de movimientos para las blancas necesite de la promoción del peón en un caballo, en vez de en dama que es lo habitual.
La curiosa flexibilidad de la regla de los 50 movimientos en ajedrez hace que además esa regla no fuerce el final de la partida en situaciones como esta, donde sería demostrable que uno de los bandos puede ganar – aunque en 50 movimientos no se avance ningún peón ni se capture ninguna pieza, que era la idea original. De hecho los famosos 50 movimientos han sido a veces 100, 75 o un número indeterminado según las reglas oficiales.
Los récords anteriores de partidas demostrablemente ganables aunque eternamente largas estaban en 545 y 517 movimientos (encontradas en 2013 y 2008).
Si quieres ver un efecto parecido del estilo «jugando al ajedrez contra Dios» echa un vistazo a los finales de cuatro piezas de Ken Thompson (sí: el Ken Thompson), calculados hace décadas con viejas computadoras.
Hay algunos detalles más en Complex Projective 4-Space: The Most difficult chess problem.