Hay muchas cuestiones inexactas y oscuras en la historia de la informática y los videojuegos, pero si ha habido una que ha sido investigada, aclarada y confirmada ha sido la de los huevos de pascua. Como es de todos conocidos, ese es el nombre para definir
… los mensajes ocultos, inesperados y difíciles de descubrir que se incluyen en los videojuegos y a los que solo tienen acceso los iniciados en el noble arte del gaming.
Medio como sorpresa, medio como forma de dar crédito a los autores (originalmente un creador de software de videojuegos no era nadie) estas «sorpresas» tienen un origen muy claro: Warren Robinett, que fue el primero que lo incluyó en el videojuego Adventure de la consola Atari 2600. El concepto también se usó luego en películas, diseños de hardware y prácticamente en cualquier otro «invento» de la cultura pop.
Además del vídeo de Great Big Story donde mejor se ha contado esta pequeña gran anécdota del gaming ha sido sin duda en el documental Game Over sobre la historia de Atari. Tal y como dicen en el vídeo, es irónico que lo que originalmente fuera un acto de rebeldía –esconder el nombre del «creador» del juego tras habitaciones secretas en un intrincado laberinto– acabara adquiriendo fama mundial y todavía funcione hoy en día… cuando la propia Atari desapareció hace décadas… Y aunque luego renaciera cuál ave Fénix.