Por @Alvy — 12 de noviembre de 2015
{Warning: crueldad con universos virtuales; si no te gustan la ironía y el sarcasmo… ¡huye!}
En los videojuegos la muerte y destrucción contribuyen considerablemente a «formarnos como personas»: disparar a alguien, puntos de experiencia. Disparar a un ciervo: puntos de experiencia. Arrasar un poblado entero una tarde del domingo: puntos de experiencia… Sí: te ahorras tener que limpiar los baños y de paso subes de nivel. Todo esto te hace más bueno en matar gente como si no hubiera mañana o a la hora de cargar con más objetos… dependiendo de tus prioridades en la vida. — Eurogamer Spain
Tan reales como los instintos psicópatas de la vida misma:
- Matar para progresar
- Generar un caos indiscriminado
- Matar a todos los animales (menos perros y gatitos)
- No recoger las malas hierbas
- Disparar a un NPC para ver qué pasa
- Lanzar al pingüinito de Mario 64 por un precipicio
Yo añadiría el looting (saqueo) que es toda una tradición y que también puede alcanzar altas dosis de crueldad, pero bueno, ahí lo dejo.