Desde Pong a Metal Gear varios expertos en diseño de sonido examinan para Wired algunos de los sonidos más reconocibles de la historia de los videojuegos (al menos entre 1972 y 1998). Cuentan un montón de detalles interesantes sobre por qué son cómo son, su posible origen y todo tipo de ideas relacionadas. En la lista están:
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Pong, por ejemplo, solo tenía un sonido extremadamente básico porque su hardware era completamente de electrónica de lógica discreta (nada de microchips). Alterar la forma de onda para producir otros sonidos hubiera sido pedir demasiado a la electrónica del juego.
En Space Invaders se imitó el latido humano (a 60 pulsaciones por minuto) y a medida que se avanzaba simplemente se aceleraba el ritmo – un efecto diabólico y enervante.
De otro de mis favoritos de la época, Defender, se dice que tenía probablemente los efectos de sonidos más complejos hasta el momento.
También aparecen en el vídeo los efectos de sonidos más elaborados y emocionantes de grandes clásicos: desde los de los objetos de Myst al ¡cling! de las monedas de Super Mario Bros o la banda sonora de Final Fantasy.
(De bandas sonoras de videojuegos viejunos ya habrá que hablar en otra ocasión: desde la mítica banda sonora de Outrun, que marcó época, a las no menos míticas bandas sonoras de Rob Hubbard para los juegos de C-64.)