No tiene gran utilidad pues es difícilmente «jugable» por su tamaño y por la resolución de su pantalla, pero como gran hackeo de hardware esta máquina recreativa ridículamente pequeña es impresionante.
Fabricada en un fin de semana que Phillip Burgess se aburría Tempest in a Teacup mide 67,2×33,6×35,8 milímteros –fíjate en el conector USB que se ve a la izquierda en la imagen– lo que probablemente haga que pueda arrogarse el título de maquinita de videojuegos más pequeña del mundo.
Incluye un emulador MAME que corre en sobre una Raspberry Pi One en el que se podría instalar cualquier juego que corra en el emulador en cuestión.