Grandes cacharros han llegado de la Madre Rusia Soviética en cuanto a tecnología, si no tanto por lo puntero sí al menos por el ingenio sus creadores. En este minireportaje de Great Big Story se puede ver cómo era un salón de videojuegos de San Petesburgo que a modo de «museo del recuerdo» ha recuperado y restaurado más de 50 máquinas originales que datan de 1975 y las décadas siguientes.
Aquellas máquinas de videojuegos soviéticas eran rudas, como manda el tópico, y de hecho estaban construidas en instalaciones militares, muchas con piezas sobrantes de armas, neveras, calculadoras y equipamiento propio de cualquier guerra. De hecho más que «videojuegos» eran «máquinas de entrenamiento militar». Concepto muy de la guerra fría: francotiradores, simuladores de vuelo, de submarinos…
Según otra tradición muy de la Rrrusia Soviética la calidad de las «copias» de los juegos más populares en el resto del mundo estaba un tanto limitada por los medios. Las máquinas no tenían tanta capacidad de procesamiento así que se simplificaban. Muy pocas guardaban la puntuación en memoria, simplemente no había espacio para ello. Por todo esto era imposible competir con otros jugadores y marcar «récords»… Otra forma de ver la diversión.