Patria. Por Robert Harris. Debolsillo, 2011 (por esta edición; la novela es de 1992). 6,64€. 422 páginas.
El 14 de abril de 1964 el detective Max Jaeger de la Kriminalpolizei se queda dormido y no llega a su hora a su puesto de trabajo. Así que cuando en el cuartel reciben el aviso de que ha aparecido un cuerpo flotando en uno de los lagos que forma el río Havel a su paso por Berlín no hay nadie presente para hacerse cargo.
Entonces el oficial de guardia esa noche llama entonces por teléfono a Xavier March para avisarlo y que se haga cargo del caso. Pero resulta que Max no está de guardia así que en principio dice que no se va a hacer cargo. Sólo que cuando le dicen que es Jaeger el que está de guardia decide hacerse cargo él para que su amigo no tenga que salir con prisas de casa; a fin de cuentas, piensa March, el desayuno es el único rato del día durante el que ve a su familia.
Pero March no tiene ni idea del follón en el que se está metiendo. Eel caso es mucho más complejo de lo que parece. Y por si fuera poco involucra a las más altas esferas del Tercer Reich.
Sí, del Tercer Reich en 1964. De hecho la novela transcurre en los días inmediatamente anteriores al 75º cumpleaños de Hitler. Y es que la novela de Harris está ambientada en una ucronía en la que Alemania ganó la Segunda Guerra Mundial en Europa y su territorio se extiende ahora desde Alsacia y Lorena por el oeste hasta los urales por el este. El resto de Europa occidental, el reino Unido incluido, aunque oficialmente independientes, están a todos los efectos bajo su control. Así que las dos grandes superpotencias en el mundo son Alemania y los Estados Unidos, que sí derrotaron a Japón. Como no puede ser menos ntre ellas hay establecida una guerra fría.
La historia como novela policíaca está muy bien y engancha, pero le añade un extra de interés su ambientación histórica, repleta de personajes reales, aunque su historia posterior a 1942 es básicamente inventada, claro.
Una gran recomendación de Iñako.
No confundir, por cierto, con Patria de Fernando Aramburu, que también está muy bien pero no tiene nada que ver.