Por @Wicho — 9 de diciembre de 2022

Portada de la novela. Aparte del título y el nombre del autor sale un círculo rojo sobre un cielo estrellado que calculo que hace referencia a la baliza espacial en la que vive el protagonistaBeacon 23 por Hugh Howey. Broad Reach Publishing (6 de septiembre de 2015). 258 páginas. Inglés.

En el futuro la humanidad ha aprendido a viajar por el universo a mayor velocidad que la luz. Pero por algún motivo es necesaria la existencia de una especie de faros espaciales que indican zonas de peligro que hay de evitar. Estas balizas espaciales están altamente automatizadas. Pero tienen una tripulación de una persona por si algo se estropea; tienen que estar siempre en funcionamiento.

En la Baliza 23 nos encontramos al protagonista de la novela. Es un héroe de guerra –sí, claro, la humanidad también está en guerra– que tras resultar gravemente herido escoge dejar las fuerzas armadas y pide ser destinado a una de esas balizas, que son gestionadas por la NASA.

En ella, en medio de su soledad, tiene que lidiar con las memorias traumáticas de su tiempo de servicio militar y con algunas más de su pasado. Pero claro, no basta con sus conflictos interiores sino que además se ve involucrado de nuevo en la guerra contra los Ryph y tendrá que tomar una decisión que puede cambiar el transcurso del conflicto y, por tanto, de la historia.

La novela es una reflexión acerca de la violencia y de la incomprensión entre especies que, quizás sea inevitable si algún día nos cruzamos con otra especie inteligente visto que ni siquiera entre nosotros somos capaces de llevarnos bien. También habla de cómo enfrentamos los conflictos internos y el dolor. Así que, como es de rigor con la ciencia ficción, al final acaba siendo una reflexión sobre el ser humano.

El problema que le veo es que no ha dejado de parecerme un pastiche de Enemigo mío y Starship Troopers (o al revés) salpimentado con algún elemento más de otras novelas o películas del género. También tengo ciertos problemas con el final, que me parece un poco apresurado y un mucho exagerado, y con el epílogo, que me parece absolutamente increíble tras lo acontecido al final del relato.

Afortunadamente la novela no es muy larga, así que tampoco me arrepiento de haberla leído. Que, por cierto, la leí del tirón antes de saber que el autor recomienda hacer pausas entre las distintas partes, que en su momento publicó con meses de separación. Pero la verdad tampoco veo que haya ganado nada aparte de estar medio entretenido un rato… lo que tampoco es poco.

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