Constellation Games. Leonard Richardson. Candlemark & Gleam. Inglés. 480 páginas.
Un buen día aparece una enorme estación espacial en órbita alrededor de la Tierra. A bordo van miembros de la Constelación, una alianza de razas alienígenas con cientos de millones de años de historia, que ofrece a la humanidad unirse a ella.
Mientras todo el mundo intenta hacerse a la idea de que no estamos solos en el universo, cada uno a su forma, Ariel Blum, un programador de videojuegos, decide escribirles a los alienígenas a ver si por casualidad tienen viedojuegos.
No sólo le responden, sino que le envían hardware y software para que lo vaya probando.
Esto le pone en contacto con algunos antropólogos de la Constelación y según va hablando con ellos descubre que lo mismo lo que la Constelación ofrece a la hora de unirse a ellos quizás no sea tan bueno como parece.
O a lo mejor es que todo es una cuestión de aprender a comunicarse efectivamente y entender el marco cultural de los otros.
Claro que Ariel tiene que hacer eso también con la mujer que ama mientras intenta que la correspondiente agencia gubernamental creada para gestionar el contacto con los alienigenas no le joda demasiado la vida.
Escrito como una mezcla de entradas en el blog sobre juegos de Ariel, correos electrónicos, chats, y notas que toma para si mismo Constellation Games no me pareció excesivamente original en cuanto al planteamiento –a fin de cuentas un primer contacto casi siempre implica saber ponerse en el sitio del otro– aunque sí un poco más en cuanto a la forma.
Otra cosa es que toque temas como nuestra incapacidad de comunicarnos con los otros, o que meta puya tras puya a las burocracias gubernamentales…
Pero al final casi tuve que obligarme a acabarlo por aquello de que no me gusta dejar libros a medias, así que no lo recomiendo demasiado.