Estuve hace algunas semanas en una charla/presentación sobre Culturas digitales, el libro del profesor José Luis Orihuela, cuyo inestimable legado en Internet ha venido volcando en eCuaderno desde hace más de dos décadas. De hecho @JLori es uno de los tuiteros, blogueros y webdoscereros más veteranos de la blogosfera y de los ámbitos educativos de la comunicación.
El libro, editado por Eunate, va ya por su segunda edición y son más de 300 páginas sobre la cultura internet, la educación, el hipertexto, la comunicación, la identidad y muchos más temas. Son en total 92 ensayos (por no llamarlos «anotaciones») perfectamente curados y organizados en 14 capítulos temáticos, que completan una especie de trilogía que comenzó con 80 claves sobre el futuro del periodismo (Anaya Multimedia/800books, 2011) y Los medios después de internet (UOC, 2015) que lo complementan desde el punto de vista más concreto del periodismo y los medios de comunicación.
El libro comienza por una pregunta clásica: ¿Qué es internet? y pasa a hablar de las metáforas y paradigmas de la comunicación: el hipertexto, la influencia, la blogosfera, Twitter… Pero no termina sólo en la Web 2.0, se adentra más allá animándose a hablar de la blockchain, de la ramificaciones políticas y los activistas que entretejen sus argumentos dentro y fuera de la red.
Es un libro profundo de esos en los que cada mini-ensayo hace pensar e investigar un poco más, a lo cual ayudan las notas y referencias que hay en las últimas páginas. Una de las cuestiones sobre las que hablamos el día de la presentación fue lo que Orihuela denomina la volatilidad de las direcciones URL, una especie de pandemia que achaca a todos los sitios de cierta antigüedad (o no tanta). En el libro, por ejemplo, ha optado por no incluir URLs –que pueden morir– sino referencias a títulos y autores que tan sólo requieren una sencilla búsqueda para localizar los documentos.
Hacen falta más libros como este, sobre todo tan bien curados y con textos tan interesantes, de estos que «conectan los puntos», como dice el autor, para paliar un poco el languidecer de la Web, esa Web que tanto amamos y que tan jodida está. Esa Web que ha transformado la forma de crear y disfrutar productos culturales y que sin duda ha cambiados nuestras vidas.