Por @Wicho — 16 de julio de 2005

EverythingBadCover.jpgEverything Bad Is Good for You. How Today's Popular Culture Is Actually Making Us Smarter. Steven Johnson. Riverhead Hardcover, 5 de mayo de 2005. ISBN: 1573223077. Inglés. [ver similares]

Desde hace años la «cultura popular» viene manteniendo que los juegos de ordenador, la televisión, Internet y las películas de cine nos están volviendo cada vez más tontos, pero Steven Johnson no puede estar más en desacuerdo y postula en este libro que, muy al contrario, nos están volviendo más inteligentes.

En la primera parte de libro va analizando cada uno de estos medios y exponiendo por qué cada uno de ellos influye de manera positiva.

En el caso de los juegos, argumenta que los más populares y los que se mantienen más tiempo en los primeros puestos de las listas de ventas son aquellos que obligan a pensar y formular estrategias, a buscar los límites o reglas del juego y plantear planes de acción para ir superando sus distintas fases, habilidades muy útiles en la vida real; Los Sims, Sim City, o los de la serie de Ultima, por citar algunos, entrarían en esta categoría.

En cuanto a la televisión, dice que las series de más éxito cada vez nos exigen más y en lugar de darnos todo mascadito y en píldoras de 50 minutos ahora los argumentos son muchísimo más complejos y suceden muchas cosas a la vez, obligándonos a mantener un montón de información en la cabeza para poder seguirlos, información que en muchos ni siquiera se nos da directamente sino que hay que inferirla, en ocasiones a partir de cosas que sucedieron o se dijeron en otros capítulos o incluso en otras temporadas.

Y todo esto por no hablar de la cantidad de referencias y alusiones que las series actuales contienen y que contribuyen a que puedas verlas varias veces y descubrir algo nuevo en cada ocasión.

Esta tendencia habría comenzado con la mítica Canción Triste de Hill Sreet (Hill Street Blues), y hoy en día series como 24, Urgencias, Los Soprano, o El Ala Oeste la han llevado a límites insospechados hace veinte años.

El autor ve incluso el lado positivo de los «reality shows», aún reconociendo que son lo peor de la programación televisiva actual, pues dice que a diferencia de los concursos tradicionales en los que hay que adivinar el valor de un objeto o responder a una serie de preguntas en este tipo de programas el público se está entrenando en analizar las relaciones sociales entre los distintos participantes, habilidad que también tiene una clara utilidad en el MundoReal™.

De Internet dice, por su parte, que está sirviendo para que la gente se esté acostumbrando a leer mucho más de lo que lo hacía, aunque sea en pequeñas dosis, y que en lugar de aislar a las personas como muchos agoreros preveían se ha convertido en un medio enormemente participativo y estimulante, ya sea mediante el correo electrónico y las listas de discusión, foros, mensajería instantánea o los blogs, cuya enorme popularidad es para el autor del libro una prueba inequívoca de que los usuarios además ya no se contentan con consumir lo que les ofrecen, sino que quieren ser ellos los que creen y tomar una parte más activa.

Además, con esta abundancia de opciones y servicios en la red viene además la necesidad de aprender a usar múltiples programas con sus respectivos interfaces, lo que viene muy bien para otras cosas, como parece indicar el hecho que en muchas casas sean los niños o adolescentes los únicos que sabe programar el vídeo.

El cine es el que sale peor parado en el análisis, pues en opinión del autor sus efectos positivos ya han sido asimilados al tratarse de un medio más veterano y que se ve limitado por la duración de las películas; aún así, reconoce que algunas de las películas actuales que más éxito tienen cuentan con tal número de personajes y duración en sus versiones extendidas, como por ejemplo El Señor de los Anillos, que distan mucho de ser simples formas de pasar el tiempo embobados mirando para una pantalla.

Todo esto, por supuesto sin olvidar la importancia de los libros de toda la vida, de los que los medios citados hasta ahora deberían convertirse en compañeros; sólo es una cuestión de tiempo.

A fin de cuentas, citando a Marshall McLuhan,

Aquel que estudia los medios pronto se da cuenta de que los nuevos medios de cualquier periodo serán calificados como falsos por aquellos acostumbrados a los medios anteriores, sean estos cuales sean.

La segunda parte del libro, más corta, refuerza el análisis con estudios sobre el cociente intelectual de la población -que está creciendo-, los motivos por los que nuestro cerebro busca desafíos y se siente satisfecho al resolverlos, y las razones de mercado para que a los grandes estudios les interesa producir juegos y series a los que la gente quiera volver a jugar o ver.

En definitiva, un libro bien escrito, entretenido y fácil de leer, y que habla bien de nuestros «vicios» y no sólo los justifica sino que además dice que son buenos y que utiliza algunas de nuestras series de cabecera como ejemplo, aunque a lo mejor peca de optimismo al quedarse con lo mejor en cada categoría... ¿A qué estás esperando para pedirlo? ;-)

  • Mind Wide Open, otro muy recomendable libro de Steven Johnson acerca de cómo funciona nuestro cerebro.
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