Por @Wicho — 5 de abril de 2004
Hay algo que no es como me dicen: El caso de Nevenka Fernández contra la realidad. Juan José Millás. Aguilar 2004.

El caso de Nevenka Fernández, ex concejala de Hacienda del ayuntamiento de Ponferrada, contra Ismael Alvarez, ex-alcalde de Ponferrada, por acoso sexual ya está cerrado a nivel judicial con la condena del Sr. Alvarez, lo que hizo que este presentara su dimisión (por eso lo de ex alcalde).

Lo que no está cerrado -y quizás nunca llegue a cerrarse- es el efecto que ha tenido en la vida de Nevenka Fernández el terrible proceso de acoso sexual a la que fue sometida por su alcalde cuando ella quiso terminar con la relación sentimental que venían manteniendo, ya que mientras el condenado sigue viviendo en Ponferrada dedicado a sus negocios y cerca de los suyos, Nevenka se ha visto obligada a irse a vivir a otra ciudad «del norte de Europa» para reconstruir su vida.

Millás cuenta la historia de cómo Nevenka llegó a encontrarse en esta situación y de cómo tuvo que superar la incomprensión y rechazo de todo el mundo de su entorno más cercano -empezando por su propia familia- que no podía o no quería entender que lo que ella contaba era cierto; las apariencias y las ideas preconcebidas eran más importantes que su palabra.

Esto le supuso hundirse en lo más profundo del autodesprecio, pues como por lo visto es habitual en estos casos llegó a creerse culpable de todo, para ir poco a poco tomando conciencia de que ella no era la culpable sino la víctima, lo que la llevó a interponer la denuncia, a pesar de que casi todo el mundo le decía que procurara olvidar y seguir adelante.

Su victoria supuso un importante triunfo para otras mujeres que puedan estar en situaciones similares, pero desde luego dejó al descubierto aspectos bastante mejorables de nuestra sociedad; como muestra, aparte de la falta absoluta de apoyo ya citada, dos detalles más:

Por un lado, el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, José Luis García Ancos tuvo que ser apartado del caso porque trataba a Nevenka como si fuera la culpable y no la denunciante; seguro que te suena la frase
Usted no es una empleada de Hipercor que le tocan el trasero y tiene que aguantarse porque es el pan de sus hijos
que le espetó a Nevenka tras preguntarle por qué no había dejado su trabajo como concejala.

Por otro, la postura de Ana Botella, esposa del entonces presidente del gobierno y una de las mujeres más influyentes del Partido Popular, quien alabó «la postura impecable» de Ismael Alvarez tras presentar la dimisión de su cargo al conocer la sentencia también es sorprendente.

Y lo peor es que vistas las reacciones de Manuel Fraga tras la condena al alcalde de Toques uno no puede menos que pensar que estos no son hechos aislados.

En resumen, un libro recomendable y de fácil lectura -aunque en ocasiones ponga los pelos de punta- que resulta esclarecedor en cuanto al proceso que sufre la víctima de un acoso sexual y que sirve como toque de atención para recordarnos que ya comenzado el siglo XXI aún hay mucho que cambiar en nuestra sociedad.
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