La metodología del desarrollo de proyectos en equipo, ya sean de software, servicios o de otro tipo, puede ser complicado – pero métodos para organizarse existen y Scrum es uno de los más conocidos. El proceso involucra normalmente a programadores, jefes de equipo, interlocutores y habitualmente una hoja de ruta tras la que hay plazos que cumplir y presupuestos que respetar. El método scrum se inventó (o «formalizó») hace un par de décadas porque era como unos investigadores vieron que solían trabajar las grandes empresas; convenientemente adaptado puede servir para todo tipo de organizaciones. Además fomenta el valor del trabajo en equipo, algo casi siempre deseable.
El libro Implantar Scrum con éxito (Editorial OUC, 2018), que nos envió amablemente su autor Josep Lluis Monte Galiano, sirve para aprender sobre esta metodología, los conceptos y los elementos que la componen: roles, artefactos, actividades, reuniones, revisiones… También explica otras ideas más avanzadas sobre la organización, las estimaciones del trabajo, la comunicación y la planificación. Seguro que el MundoReal™ no es tan idílico como se ve sobre el papel, pero el método está ahí – aunque parezca un poco complicado tanto a nivel organizativo como participativo y «social» dentro de un grupo de profesionales diversos.
Lo mejor del libro es que está plagado de diagramas y ejemplos; de hecho el método es bastante visual. También es interesante que buena parte proviene de la experiencia del autor. Lo que menos me ha gustado: el exceso de terminología en inglés, incluso para las palabras más comunes, pero supongo que es un poco inevitable en un método en el que muchas veces se llega utiliza el inglés como idioma universal del equipo y en el que los neologismos tecnológicos surgen como setas.
Y aunque suene raro decirlo, recordemos que muchos han descubierto Scrum (¡ejem!) gracias a la serie Silicon Valley, donde Donald «Jared» intenta poner un poco de orden entre los asilvestrados programadores con un panel de notas adhesivas donde se anotan las tareas pendientes, las que están en curso, los bugs, etcétera. El trabajo diario consiste en elegir un papelito, completar la tarea y colocarlo en otro sitio. ¡Más fácil imposible! Los desastres posteriores son fruto de la hilaridad de la serie, porque en la vida real se supone que no se dan tan a menudo.