Mickey 7. Por Edward Ashton. Traducción de Simon Saito . Minotauro (8 de junio de 2022)). 339 páginas.
En un futuro no muy lejano un grupo de algo menos de 200 personas está en el mundo helado bautizado como Niflheim intentando establecerse allí. Mickey Barnes es el Prescindible de la colonia, a quien mandan a misiones complicadas o incluso suicidas porque siempre pueden imprimir una nueva copia de él. De ahí el 7 que acompaña a su nombre. Pero una serie de errores llevan a que impriman a Mickey 8 sin que 7 haya muerto, lo que va contra un fortísimo tabú de la sociedad contra los múltiples. Y se lía tirando a parda, claro.
El autor utiliza la idea de que se pueda escanear la consciencia de alguien y su cuerpo y crearlos de nuevo según sea necesario como una reflexión acerca de lo que significa la existencia, barco de Teseo por medio, por supuesto. Pero tampoco profundiza demasiado y se queda en algunos lugares comunes.
Por otro lado, lo disfraza dentro de una historia de ciencia ficción que tampoco es que sea muy original y que, sin querer hacer espóileres, ves venir a un par de años luz de distancia.
Igual la película, a través de cuyo tráiler descubrí la novela, es mejor. Aunque se titula Mickey 17. Se ve que las cosas le han ido aún más chungas a Mickey en la peli que en el libro. Que al menos no es muy largo.
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