Me gustaría haber visto lo que ningún hombre ha visto aún, aunque tuviera que pagar con mi vida esta insaciable necesidad de saber.
– Capitán Nemo
Veinte mil leguas de viaje submarino
Jules Verne: tierra, agua, aire, fuego (tomo 2). Luis Conde, Miquel Barceló, Juana Salabert, Rosa Burillo, Ariel Pérez, Volker Dehs y otros autores. 276 páginas, color. 22€. Graphiclassic, 2016.
Este segundo tomo sobre Julio Verne (1828-1905) complementa al primer volumen, Jules Verne: el futuro sobrepasado que Graphiclassic publicara el año pasado. Si aquel estaba dedicado a la figura del genio en todas sus facetas este está dedicado a todas sus obras. Inabarcable labor que aun así se ha podido resumir en breves artículos escritos por 52 autores de lujo, expertos muchos ellos en la obra de Verne.
El libro está dividido en varias partes para hacerlo más asimilable. Las cuatro principales, tituladas Tierra, Agua, Aire y Fuego sitúan geográfica y temáticamente –por decirlo de alguna manera– cada una de sus obras: desde el Viaje al centro de la Tierra o La vuelta al mundo en 80 días a las Veinte mil leguas de viaje submarino, De la Tierra a la Luna o El rayo verde. También hay una sección dedicada a su literatura más general y a la imagen asociada a los universos de Verne: la forma en que diversos artistas han tratado sus obras a lo largo de casi dos siglos.
Uno de los primeros ensayos puede servir como «resumen del resumen» y trata sobre cómo es leer a Verne cien años después, haciendo un rápido repaso a sus obras, así como a cuáles fueron sus constantes a lo largo de sus trabajos: su obsesión por las islas, los laberintos, la electricidad o la «explicación de los fenómenos inexplicables».
Todo el libro –grande y con papel e impresión de lujo– está profusamente ilustrado tanto con imágenes de la época de Verne como de todas las ediciones en diversos idiomas de sus libros, algunas fotografías y otras interpretaciones de gran calidad por parte de autores modernos.
Para mi gusto los textos más interesante son los relacionados con Veinte mil leguas de viaje submarino, que casi merecería un volumen en si mismo. ¡Ay, ese pedazo de personaje que es el Capitán Nemo! Reconozco que esto tiene un gran sesgo porque esa fue una de las primeras novelas que leí y releí una y mil veces. Pero aún tratando sobre un clásico mil veces analizado, el libro permite descubrir nuevos detalles y aspectos que suelen pasar desapercibidos, además de servir como un excelente repaso al resto de su obra, tan interesante como el personaje de Verne en sí mismo.