Por @Wicho — 4 de agosto de 2006

La misteriosa llama de la reina LoanaLa misteriosa llama de la reina Loana (novela ilustrada). Umberto Eco. Editorial Debolsillo 2005. ISBN 849793850X. Español.

Empecé a leer esta novela con muchas ganas el verano pasado porque el tema de la memoria y su papel en quienes somos siempre me ha parecido apasionante, y esta novela trata precisamente de un hombre que tras sufrir un accidente cerebrovascular pierde su memoria personal, la que lo define como persona. No consigue recordar sus sentimientos ni sabe quien es su familia ni sus amigos, aunque conserva intactos sus conocimientos sobre historia o libros antiguos.

El libro empieza muy bien, pues cuenta como Giambattista Bodoni vuelve a su casa después de que le den el alta en el hospital y como poco a poco intenta ir recuperando su lugar en el mundo, visitando su tienda de libros antiguos, recorriendo su ciudad, y hablando con amigos y conocidos y con su esposa.

Dado que la cosa no parece avanzar, es precisamente ella la que le recomienda a Giambattista irse a su casa de campo, donde pasó años durante su adolescencia, para intentar despertar su memoria a partir de los recuerdos que allí tiene guardados.

Y aquí es donde, al menos para mi, el libro se vino abajo, pues durante unas 180 páginas se convierte en una especie de catálogo de anticuario en la que Eco va contándonos lo que el protagonista de la novela va encontrando el las estanterías o guardado en cajas en el ático, dejando caer sólo muy de vez en cuando alguna cosa acerca de lo que se supone que es el tema de la novela. De esas 180 páginas sobran como 160, y eso siendo generoso, aunque afortunadamente incluyen muchas ilustraciones de los libros, revistas y tebeos que van apareciendo en esas cajas.

Estas 180 páginas hicieron que durante meses apenas avanzara en la lectura de la novela, y sólo en el último mes, aprovechando algunas tardes de playa, he conseguido seguir adelante.

Una vez terminada la catalogación de lo que Giambattista va encontrando, Eco titula el capítulo siguiente «Ahora viene lo bueno», lo que, la verdad sea dicha, me sonó como a cachondeo en plan «soy Umberto Eco y me publican lo que sea; te acabas de comer casi 200 páginas de relleno». Me recordó a la típica historia que circula por todos los colegios o universidades sobre el profesor que nunca lee los trabajos al que le puedes colar por en medio lo que sea.

De todos modos, a partir de aquí las cosas mejoran hasta cierto punto, ya que los recuerdos de Giambattista se convierten entonces en los protagonistas de la novela, aunque Eco apenas reflexiona sobre lo que supone el quedarse sin memoria y los utiliza más como disculpa para presentar los hechos y circunstancias históricas que marcaron a su generación -él y Giambattista nacieron con meses de diferencia- mezclando a partir de un punto dado y de forma bastante curiosa personajes reales y ficticios hasta el desenlace, que no quiero revelar.

En fin, confieso que terminé el libro básicamente por cabezonería y no porque me haya enganchado, aunque quizás el problema estuvo en que yo esperaba otra cosa de esta novela.

En cambio, a Javier Armentia, culpable de que me la comprara a raíz de su anotación La Memoria A Corto Plazo, sí le gustó. Y mi edición además no traía CD. En cuanto al libro de Mark Haddon, estamos totalmente de acuerdo.

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