Por @Wicho — 29 de marzo de 2023

Portada del libro en la que se ve una nave sobre un fondo de puntos de luz y rayas anaranjadas que supongo que quieren dar la idea de velocidadLight Chaser: Surcaluz Por Peter F. Hamilton y Gareth L. Powell. Red Key Books(12 de enero de 2023). 152 páginas. Traducción de Jesús Jiménez Cañadas.

En un futuro lejano Amahle recorre la galaxia a bordo de la Mnemosyne. Ella es una Surcaluz que se dedica a ir de un planeta a otro en una ruta que dura mil años. En cada uno de los planetas que visita ha de recoger unos collares que ha dejado en su anterior visita. Esos collares graban las impresiones y experiencias de quienes los llevan puestos. Los cambia por otros vacíos y unas fruslerías adaptadas al nivel de civilización del planeta para animar a quienes los reciben a seguir llevándolos. Al final de cada uno de los circuitos entrega esos collares a EverLife, la empresa para la que trabaja, que los vende a las élites del Dominio, la civilización que domina la galaxia. Es la forma en la que añaden emoción a su vida en la que no tienen ninguna preocupación ni necesidad al vivir en una sociedad post escasez.

Pero paradójicamente Amahle cada vez recuerda menos de su pasado remoto; y a estas alturas ya no recuerda nada de su origen. Es el precio que ha de pagar por el tratamiento genético que le ha dado una esperanza de vida que se mide en milenios. Aunque sea a costa de que cerebro simplemente no tenga sitio para más memorias y tenga que ir purgando las más viejas. Claro que, como un beneficio extra de su trabajo, el tiempo que pasa en la Mnemosyne mientras va de un planeta a otro puede utilizarlo para vivir vicariamente otras vidas.

Aunque todo cambia cuando un día, mientras cotillea una de las vidas ajenas grabadas en uno de los collares que ha recogido, se encuentra con un mensaje dirigido a ella.

Ojo, vienen spoilers.

Es un mensaje de Carloman, su difunto marido, que le dice que no confíe en la inteligencia artificial que gestiona la Mnemosyne y que intente recordar la última vez que estuvieron juntos. Y es que por lo visto en el universo en el que transcurre la acción los seres humanos –los seres vivos en general– nos reencarnamos y unos pocos, además, somos capaces de recordar nuestras otras vidas.

Puedo creerme cualquier cosa en un contexto de ciencia ficción. Así que puedo aceptar lo de la reencarnación. Pero lo que no soporto son las incongruencias.

Y en esta historia me tengo que creer que el marido de Amahle ha sido capaz de irle dejando mensajes a través de ciertas personas que llevan los collares que ella recogerá. Lo que ya me chirría porque mira qué suerte que se vaya a reencarnar en personas que viven en planetas que forman parte del circuito actual de ella y no en otras en el otro extremo de la galaxia. Pero es que además es necesario que Amahle, de los cientos o miles de collares que recoge en cada circuito, vaya a escoger precisamente aquellos que contienen mensajes de Carloman. Las probabilidades de ambas cosas sucedan si las dejamos sólo al azar son infinitesimales. Y con la probabilidad no se juega alegremente.

Claro que puede que la explicación sea que, como dice Carloman en un momento dado, su destino y el de ella es encontrarse. Pero entonces, ¿tengo que aceptar que es el destino el que maneja todo? Eso me parece un deus ex machina tan descomunal que me destroza toda la novela.

Hay más cosas que me chirrían mucho, como por ejemplo cómo sabe Carloman de antemano lo que está pasando si para comprobarlo tiene que dedicar la economía de un planeta en el que está para construir un sofisticado instrumento. ¿Una intuición que planta el destino en su cabeza? O cómo sabe Amahle que tiene que ir a Zenia. O cómo es posible que las IA, tan listas ellas, no sepan que tienen un código de desactivación embebido. Por muy secreto que sea. Y ya puestos, ¿cómo lo sabe Carloman? O por qué Amahle, tras la muerte de la encarnación de Carloman del siglo XXII, decide convertirse en una surcaluz en vez de esperar tranquilamente a morir y volver a encontrarse con él. ¿Es que no se acuerda del asunto de las reencarnaciones?

En fin, que la novela no me ha gustado nada. Lo que tampoco debería sorprenderme porque ya me ha pasado más veces con otras cosas que he leído de Hamilton: el planteamiento suele ser bueno pero la resolución deja mucho que desear.

Surcaluz acaba se salir en español en formato árboles muertos, y es la edición que está enlazada arriba. Pero si a pesar de mi reseña quieres comprarla y sabes inglés puedes probar con la edición kindle en ese idioma, mucho más barata.

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