Neuronas para la emoción: Cómo la neurociencia comienza a descifrar los circuitos de tus emociones. Por Xurxo Mariño. Shackleton Books (19 de junio de 2023). 231 páginas.
Creo que hasta que leí este libro utilizaba las palabras emociones y sentimientos de manera más o menos intercambiable. Quizás asumía que había algún tipo de matiz que las diferenciaba. Pero no fue sino hasta que leí este libro cuando aprendí que para nada son lo mismo.
Esta es una de las primeras cosas que cuenta Xurxo: las emociones son respuestas de nuestro organismo –y del de muchos otros animales– ante una situación que podría causar algún tipo de desequilibrio. Como dice él, «es una manera más o menos rápida de mantener la integridad del individuo.» Son reacciones fisiológicas, normalmente de poca duración, que se manifiestan exteriormente y que más o menos somos capaces de medir. Pero que no necesariamente tienen que surgir de algo externo: es perfectamente posible que una memoria o pensamiento determinados desencadenen una emoción.
Los sentimientos, por su parte, son percepciones subjetivas causadas por las emociones, por lo que aparecen después de ellas. Y viven dentro de nuestras cabezas. Eso hace que sean mucho más difíciles de estudiar pues no hay forma objetiva de hacerlo; dependemos de las palabras de la persona en cuestión que los está experimentando. Por eso tampoco tenemos nada claro si los animales tienen sentimientos, aunque es cierto que es difícil negar que al menos algunos sí deben tenerlos. Pero eso es sólo una impresión nuestra; es, quizás, una antropomorfización de los animales que nos rodean, en especial de los animales de compañía.
Simplificando mucho el asunto, las emociones se ven desde fuera queramos o no mientras que los sentimientos no a menos que decidamos contarle a alguien cómo nos sentimos.
Sin embargo, aunque seamos capaces de medirlas, no hay un consenso en cuales son las emociones y mucho menos en si todas son aplicables a todos los animales. Salvo, quizás, en el caso de las emociones básicas, de las que hay cuatro en las que toda la comunidad científica parece estar de acuerdo, que son el miedo, la ira, la tristeza y la alegría, y otras tres como son la búsqueda o anticipación, el cuidado maternal y la atracción sexual en las que también hay bastante consenso.
Las emociones básicas son aquellas con las que los seres humanos –e, insisto, muchos animales– venimos equipados de serie. Están «programadas» en nuestros encéfalos, por lo que no necesitamos que nadie nos enseñe a tenerlas. O eso cree la mayor parte de la comunidad científica.
Este libro es un viaje por lo que la ciencia sabe –o al menos por las teorías más aceptadas en la actualidad– de los mecanismos que activan esas siete emociones en nuestros encéfalos y de las partes de estos y sustancias que son responsables de ellas. Aunque creo que no hay ningún caso en el que estas partes y sustancias no estén involucradas en la activación de más de una emoción, en la que no puedan trabajar de forma distinta según cual sea la emoción en cuestión. Y sin olvidar que muy a menudo influyen sobre otras regiones lejanas, incluso sobre aquellas en las que creemos que reside nuestra racionalidad.
Y es que las emociones, por muy racionales, que nos creamos, lo tiñen todo. No sólo influyen en nuestra toma de decisiones sino que incluso son capaces de modificar el funcionamiento de nuestros sentidos. Por no hablar del efecto que una emoción intensa puede tener sobre la memoria.
Es también un viaje en el que Xurxo nos explica la utilidad de esas emociones, que no siempre es tan obvia como cabría pensar por sus nombres y lo que pensamos que expresan.
En definitiva, un recorrido interesantísimo sobre esas emociones que nos hacen ser buena parte de quienes somos que nos permite aprender más –mucho más– acerca de quienes somos sin olvidar la importancia de quien nos rodea para moldear quienes somos y dar forma a muchas de nuestras reacciones emocionales.
Recomendadísimo.
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