Por @Wicho — 24 de noviembre de 2006

Nova por Samuel R. DelanyNova. 2 estrellas: malo Samuel R. Delany. Gollancz Millennium SF Masterworks, 2001. ISBN: 185798742X. Inglés [En español: Nova]

En el siglo XXXI el conjunto de elementos con un número atómico superior al 300 es conocido con el nombre genérico de Illyrion, y es fundamental para la economía ya que actúa tanto como fuente de energía prácticamente inagotable como de combustible de las naves espaciales que recorren el universo de una galaxia a otra.

En estas circunstancias, quien controle su escasísima producción gozará de un poder enorme sobre todas las cosas.

Lorq Von Ray está dispuesto a acabar con el citado control, que ejerce la familia Red, que también es propietaria de las patentes de los motores que permiten que las naves espaciales viajen más rápido que la luz, y su plan para ello es recoger de golpe siete toneladas en el corazón de una nova en explosión. Si tiene éxito y el proceso es reproducible cambiará por completo el equilibrio del poder.

Lógicamente, la familia Red no se va a quedar cruzada de brazos ante los planes de Lorq, y Prince y Ruby Red, los herederos de la fortuna familiar, empezarán una persecución con el objeto de acabar con Lorq que los llevará a perseguirse de galaxia en galaxia hasta que finalmente se encuentran en la proximidades de una estrella a punto de convertirse en nova… y hasta aquí voy a describir el argumento.

Aunque este libro tiene mucha fama y a menudo se le encuadra en el género de la space opera, creo que en realidad es demasiado lento y poco original para merecer la fama que tiene.

Sospecho que si en su momento alcanzó fama fue porque no cuesta mucho entenderlo como una reflexión sobre el MundoReal™ en el que vivía el autor al publicarlo (1968), pero en mi opinión se ha convertido en el típico libro que envejece mal porque en este caso las cosas que en su momento pudieron sorprender a los lectores como el uso de drogas por parte de los protagonistas, el que el tarot se considere en la sociedad del futuro una fuente de conocimiento fiable, o que las personas controlen las máquinas gracias a unos implantes neurales, a estas alturas se han vuelto casi clichés del género.

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