Por @Wicho — 13 de Febrero de 2020

Anuario SINC 2019Cuando después de la Segunda Guerra Mundial empezaron a llegar a la Unión soviética noticias acerca de los primeros ordenadores que iban entrando en servicio algunos científicos soviéticos vieron las enormes posibilidades de estas máquinas y pensaron en empezar a trabajar en ese campo.

Pero se encontraron con dos problemas fundamentales. Uno era que las autoridades soviéticas no querían oír ni hablar de nada que tuviera que ver con la cibernética. Consideraban que era una disciplina decadente inventada por los países capitalistas. Y ahí iban incluidos los ordenadores. El otro era que, en un país que se estaba recuperando de la Segunda Guerra Mundial, y con enormes problemas de producción a menudo era imposible conseguir los componentes que necesitaban.

El primero de esos problemas se vio solventado gracias a que las academias de ciencias de algunas de las repúblicas soviéticas gozaban en aquella época de la suficiente autonomía como para iniciar proyectos de desarrollo de ordenadores; además algunos de los ministerios del país, en una muestra típica de la habitual lucha de poderes interna del país, sí veían interés en esas máquinas, así que decidieron apoyar algunos de los proyectos.

El otro, la falta de componentes y la escasa calidad de los que había disponibles, era más complicada de solventar, pero al mismo tiempo sirvió para que los pioneros de la informática soviética tiraran de ingenio a la hora de diseñar y construir sus máquinas. Y eso hizo que a menudo fueran más eficientes que las que se desarrollaban en los países occidentales.

Así, en las décadas de los 50 y los 60 del siglo XX hubo numerosos proyectos de desarrollo de ordenadores en la URSS que produjeron máquinas verdaderamente sorprendentes, más si tenemos en cuenta que fueron llevados a cabo en casi completo aislamiento de los desarrollos que se producían en el resto del mundo. Hablamos de máquinas dotadas de visión artificial, de interfaces de voz, o máquinas que soportaban sofisticados sistemas de diseño asistido por ordenador, por ejemplo. También las había capaces de controlar una fábrica o basadas en lógica ternaria. Y estos ejemplos apenan rascan la superficie.

L. N. Dashevsky y S. B. Pogrebinsky frente a la consola del MESM
L. N. Dashevsky y S. B. Pogrebinsky frente a la consola del MESM, el primer ordenador electrónico soviético y de Europa continental - vía Ukrainian Computing

Boris Nikolaevich Malinovsky fue uno de los pioneros que desarrollaron estas máquinas y en Pioneers of Soviet Computing hace un repaso de la historia de esas dos décadas maravillosas de la informática soviética. No es una historia cronológica al uso sino que va dedicando capítulos a las personas que estuvieron al frente de distintos proyectos y al desarrollo de éstos y a las dificultades con las que se encontraron tanto desde el puto de vista técnico como político.

Y no deja de ser una visión personal de alguien que estuvo muy involucrado en el asunto. Así que cuando llega al momento a finales de los 60 en el que las academias de ciencias pierden gran parte de su autonomía y el gobierno central decide basar los futuros desarrollos en el Sistema 360 de IBM no valora mucho los motivos de esta decisión; más bien la critica como la que marcó el principio del fin de la innovación en informática en la URSS, algo que además luego terminaría de ser sentenciado por la llegada de la crisis económica que terminó con la URSS propiamente dicha.

Pero es un libro interesantísimo para cualquiera interesado en la historia de la informática, en especial porque complementa a la parte occidental de la historia de la informática, que es la más conocida. Además, está disponible de forma gratuita y en varios formatos en el enlace anterior. Muy, muy recomendable.

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