Play like a girl: desafíos de las mujeres en la industria del juego y la tecnología. Por Marina Amores. Libros Cúpula (14 de junio de 2023). 240 páginas.
Marina –ahora más conocida por estos pagos como @blissy– tuvo la suerte de que su padre, informático, le pusiera desde pequeña un ordenador en su habitación. Y de que dedicara horas a jugar con ella, enseñándole cómo desenvolverse por aventuras gráficas, juegos de estrategia, y juegos de pegar tiros. Quizás también tuvo la suerte de no tener hermanos, porque si no lo mismo otro gallo le hubiera cantado.
Así que se convirtió en la rara avis que es una niña, luego una chica, y ahora una mujer a la que le gustan los videojuegos. Aunque los datos dicen que en realidad tan rara no es, pues el reparto está prácticamente al 50 % entre mujeres y hombres en cuanto a las personas que juegan a videojuegos.
Pero en cuanto abandonó el entorno familiar y el colegio femenino y religioso en el que estudió hasta los 18 años la cosa empezó a olerle a chamusquina en el mundo de los videojuegos. Y más cuando decidió –¿¡a quién se le ocurre siendo mujer!?– que quería dedicarse profesionalmente a ello.
Porque se topó con el machismo recalcitrante que permea la industria de los videojuegos, los medios de comunicación que los cubren, y buena parte de la comunidad que los juega. Que no digo yo que la mayor parte de las personas que juegan sean hostilmente machistas. Pero aunque sean una minoría son una minoría extremadamente vociferante. No sólo en España, que también, sino a lo largo y ancho del mundo.
De hecho dice que darse cuenta de cómo era el entorno fue lo que la hizo feminista.
Todos hemos escuchado en innumerables ocasiones la expresión de «jugar como una niña». El acto de «jugar como una niña» es algo culturalmente construido y con unos significados poco menos que peyorativos y de burla. Lo que significa en nuestra cultura es que el juego de las niñas es de una calidad inferior, y «jugar como una niña» equivale a jugar mal, a jugar peor que los niños o, como mínimo, jugar a cosas que se consideran menos divertidas. De esta diferenciación y categorización inferior parte en gran medida la «justificación» para el trato denigrante de niños a niñas a la hora del juego. […]
Con la misma práctica, los mismos estímulos positivos y adecuados y en un entorno no hostil y sin presiones de género, las mujeres alcanzan el mismo nivel en un videojuego que un hombre; lo que pasa es que no se nos ha dejado hacerlo. «Las mujeres podemos ser astronautas, ingenieras… pero al parecer apretar los botones en League of Legends en el orden adecuado… Eso nos supera.»
Este libro, escrito tras haber recibido muchos palos y haber tenido que tragar con carros y carretas, es un completo y muy documentado repaso al problema del machismo en esta industria, dividido en tres partes que cubren los aspectos en los que las mujeres pueden relacionarse con los videojuegos: como desarrolladoras, como comunicadoras y como jugadoras.
A mí, que era más o menos consciente del problema –puede que más bien menos aunque supiera que existe– me ha servido para aclararme las ideas y para aprender unas cuantas cosas que no sabía del tremendo problemón que tienen niñas, chicas y mujeres en este campo.
Y me ha parecido una lectura absolutamente recomendable, en especial para los que estamos del lado «bueno» de la brecha de género en esto. Como lo estamos los hombres en casi todo, la verdad sea dicha. Aunque lo que me preocupa es que probablemente quienes más tendrían que leerlo y tomar buena nota no se van a plantear ni cogerlo en sus manos.
Sin embargo a pesar de todo al final me ha dejado con buen de boca porque creo que ahora que Marina –y muchas otras, pero personalizo en ella porque es la autora del libro– están hablando del tema y sus voces, por fin, empiezar a oírse es posible, como dice ella, que se produzca el reset que tanto necesita esta industria.
Y me ha quedado clarísimo, de nuevo como ella misma dice, que si critican la situación es precisamente porque aman el mundo de los videojuegos. Y por eso creen que no pueden quedarse calladas. Y es que si lo piensas un poco, ¿quienes son tus mejores amistades? ¿Las que te dicen sí a todo? ¿O las que te cantan las cuarenta cuando tienen que hacerlo? Pues eso.
Si no eres muy de leer en el canal de YouTube de Marina puedes echarle un ojo a Nerfeadas, una serie documental sobre el tema. Y si eres mucho de leer, Mr. Internet es un libro que se complemente bastante con el de Marina.
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