Stiff: The Curious Lives of Human Cadavers. Mary Roach. W.W. Norton & Company, Abril de 2003. Inglés.
Si hay algo que nos iguala a todos es la muerte, aunque es un tema del que por lo general no se habla mucho, así que cuando vi este libro dedicado a los cadáveres humanos en seguida me llamó la atención.
El libro comienza con un breve repaso a la disección de cadáveres y su historia, tras lo que la autora pasa a explicar qué procesos se dan en un cuerpo en descomposición, usando para ello una visita a la granja de cadáveres popularizada por CSI, y qué se puede hacer para evitarlo, cubriendo temas como el embalsamamiento o cómo arreglan los cadáveres en las funerarias.
Sigue con capítulos dedicados al uso de cadáveres en los estudios de sistemas de protección para automóviles, a cómo los restos humanos pueden dar la solución o una importante pista en el caso de los accidentes de aviación, y a cómo se usan también para medir la efectividad de armas y medidas defensivas; me llamó particularmente la atención averiguar que no está claro por qué algunas personas caen al suelo al recibir un balazo mientras que otras son capaces de seguir adelante.
Se mete luego en otros temas cómo la forma de certificar que alguien está realmente muerto, la curiosa relación que mantiene el personal de los departamentos de cuidados intensivos con aquellas personas que a pesar de haber sido declaradas en muerte cerebral tienen que mantener vivas o las reacciones de algunas personas que al recibir un órgano creen recibir parte del carácter -o del alma- del donante con éste, decapitaciones y transplantes de cabezas, el uso medicinal de los cadáveres en algunas culturas, y nuevos métodos alternativos para reciclar cadáveres de tal forma que estos vuelvan de alguna forma a la naturaleza.
Soy consciente de que un libro con esta temática puede no ser del agrado de todo el mundo, pero la verdad es que a mi me ha gustado bastante, porque aborda el tema con naturalidad -incluso con humor- e incluye multitud de anécdotas y datos curiosos; me hizo mucha coña descubrir que los guionistas de CSI y CSI Miami se basan, al menos en algunas ocasiones, en casos reales para las historias que nos cuentan.
Aún así, he de reconocer que el capítulo acerca del transplante de cabezas -o de cuerpos, depende de cómo lo mires- me pareció bastante inquietante, sobre todo cuando habla de cerebros viviendo fuera de sus cuerpos y desconectados de todo impulso exterior.
Este libro, por cierto, es el décimo que leo este año, así que voy un poco retrasado en el desafío de los 50 libros en un año.